Padma Sambava
Credo tibetano del nacer
y del morir
Editado por Miguel Grinberg
ÍNDICE
I.
Vida y obra de Padma
Sambava, el Segundo Buda
II.
Meditación visualizadora del Maestro de los Tres Cuerpos
III.
La liberación natural mediante la visión desnuda, que identifica la
inteligencia
IV.
Credo Tibetano del Morir y del Renacer
V.
Invocaciones y plegarias
VI.
Padma Sambava se despide del Tibet
VII.
Testamento de Padma Sambava al pueblo tibetano; de las generaciones
futuras
Simbología de la bandera del Tibet.
I
Vida y obra de Padma Sambava, el Segundo
Buda
No crean nada, oh monjes, simplemente
porque se lo dieron... o porque es
tradicional, o porque lo imaginaron. No crean lo que su maestro les dice, simplemente por respeto al
maestro. Pero luego de la indagación y el análisis, en razón de todo lo que
descubran como conductor hacia el bien, el beneficio y el bienestar de
todos los se res, crean en esa doctrina, adhiéranse a ella, y tómenla como su
guía. Sidarta Gautama
Una siembra luminosa
Entre los
imponderables tesoros espirituales que
el budismo tibetano guarda en su tradición, se debe al maestro Padma Sambava un
vasto y revelador tratado titulado La Liberación Natural Mediante la
Contemplación de los Budas Iracundos y Apacibles. A él se le
reconoce la introducción de las enseñanzas de Buda al Tibet durante el siglo
VIII de la era presente.
Según las
crónicas de la época, antaño en ese país regían cultos religiosos bárbaros ante
los cuales, un emperador esclarecido llamado Trisong Detsen (755-797) decidió
encaminar el destino tibetano en dirección de las enseñanzas budistas, cuya
trayectoria en la India ya llevaba doce siglos de fértil implantación. En ese
sentido, su obra de esclarecimiento fue facilitada por la visión de otro
emperador que lo precedió, Songtzen Gambo (627-749), quien en la culminación de
una época de alta beligerancia nacional apuntada a neutralizar tendencias
militaristas feudales, decidió abrir su país a la cultura de la India, después
de explorar el acervo espiritual del Asia.
Gambo, con la
intención de proporcionarle al Tibet el lenguaje escrito que no poseía, envió a
los eruditos más dotados de su reino a aprender sánscrito en centros religiosos
indios, como paso previo para la traducción de los máximos textos budistas.
Creía firmemente que un clima nacional de "sacralidad" podría
orientar a su nación hacia la cohesión social y la grandeza moral.
El budismo es una de las más refinadas
filosofías antiguas y hace 2.500 años que constituye una reveladora corriente
religiosa. Iniciada en la India por el príncipe Sidarta Gautama, posee como
elementos primordiales una bondad amorosa universal, el culto de la
no-violencia, un impulso de paz e indulgencia, Asimismo, estimula a los seres
conscientes a que se basen en sólidos principios éticos y a que durante su
existencia terrena se enfoquen hacia la búsqueda de la verdad y el significado
de la vida. Sus enseñanzas contienen una profunda comprensión de la mente
humana y proponen múltiples disciplinas meditativas. Esto último se encuentra
tan arraigado en las tradiciones budistas, que es tomado como obvio. De allí
que se dé por sobreentendida la práctica de la meditación, y que se enfatice su
aprendizaje bajo la guía de maestros idóneos.
La práctica de la meditación, especialmente
dentro del budismo tibetano, apunta a que el discípulo descubra en sí mismo las
zonas de conflicto, que comprenda la naturaleza de su ser y que desarrolle al
máximo el potencial de su mente. El objetivo predominante es que la vida se
colme de significados y de realizaciones, no simplemente para el bienestar
personal, sino para el beneficio de todo el mundo.
En la esfera
devocional, a Padma Sambava. (que en sánscrito significa nacido de un loto), se
lo considera como el Segundo Buda, porque cuando Sidarta estaba a punto de
fundirse en el parinirvana, le dijo a sus seguidores: Esta
vida mundana es transitoria, y la separación resulta inevitable. Pero en el
centro de un lago inmaculado situado en las tierras de Udíyana, aparecerá
alguien que será más sabio y poderoso que yo. Nacerá en el centro de una flor
de loto, será conocido como Padma Sambava, y revelará enseñanzas de los Mantras
Secretos que liberarán a todos los seres de la precariedad material.
El término sánscrito parinirvana
define la meta suprema de las aspiraciones budistas: la paz total, el
reposo eterno. Sobreviene tras la muerte del cuerpo físico, una vez alcanzadas
la plena purificación moral, la sabiduría suprema y el nirvana.
Es un estado inefable e indescriptible. Implica el cese absoluto de la
existencia mundana, la decadencia corporal, la muerte, el nacimiento y la
repetición de los cielos encarnados.
El nirvana es
un estado de liberación suprema del sufrimiento y constituye el objetivo de
todas las prácticas budistas. Es la finalización del samsara o
cielo infinito de la existencia: el budismo sostiene que todos los seres no
realizados transmigran continuamente de una vida a otra, que los cuerpos mueren
pero las mentes son eternas y están atadas a tal ciclo por la ignorancia, los
deseos y las ilusiones. El nirvana está al alcance de todos
porque es la verdad implícita de la condición humana y los maestros afirman que
para una mente iluminada y despierta nirvana y samsara no
son más que dos caras de la misma moneda. Algunas escuelas budistas lo sitúan
más allá de este mundo, pero la línea universalista del budismo tibetano (y de
otras latitudes del Asia) lo asumen como parte de la vida corriente donde se
producen los fenómenos sensoriales. De modo que quien alcanza el nirvana
transforma los sucesos relativos cotidianos en una dimensión perfecta,
extraordinaria, llamada estado de Buda o Budidad.
Impresionado por las doctrinas budistas
enseñadas en la universidad de Nalanda de la India, el rey tibetano Detsen le
pidió apoyo a su rector, el maestro indio Khenpo Shantarakshita, para construir
un primer monasterio en Samye. El sabio verificó que sus poderes eran
insuficientes para enfrentar la reacción mágica y demoníaca de los chamanes
adeptos a la antigua religión Bon, y convocó a Padma Sambava para concretar el
difícil emprendimiento. Lo ligaban lazos de familia, pues el Segundo Buda tenía
como consorte y discípula a la princesa Mandarava, hermana de Shantarakshita.
Considerado como
una emanación del habla de Buda Avalokitesvara (señor de la Compasión
Universal), de la mente de Buda Amitaba (señor de la Luz Inconmensurable) y del
cuerpo de Buda Sakyamuni (Gautama, el fundador, sabio del clan Sakya), las
biografías de Padma Sambava exceden los matices de cualquier personaje
histórico pues, a la par de sus acciones físicas entre los seres vivos,
ostentaba los poderes de ocho apariencias distintas de carácter sobrenatural.
La doctrina
explica que todos los Budas de las Diez- Direcciones (cenit y nadir, norte,
sur, este, oeste, noreste y noroeste, sudeste y sudoeste) y de los Tres Tiempos
(pasado, presente y futuro) son en esencia idénticos y se unificaron en la
figura de Padma Sambava, conocido también en la India como Gurú Padma y en el
Tibet como Gurú Rinpoche. Las enseñanzas esenciales de Buda son siempre iguales
para todos, pero según sea el estado de la evolución espiritual de los
involucrados, pueden interpretarse de manera diferente. De allí las
innumerables variaciones y corrientes del budismo. Padma Sambava se presentaba
de modos disímiles, adecuados a la receptividad de los buscadores de la
iluminación y de la consiguiente liberación del sufrimiento.
Creció, igual
que Buda, en un contexto palaciego como hijo adoptivo de Indrabodi, rey de
Odiyana, quien lo visualizaba como su heredero y se negaba a permitirle una
vida de peregrinaje iniciático y de exploración religiosa. Para librarse de tal
designio, Padma Sambava quebró la ley del reino: durante una ceremonia real se
sumergió en una danza alucinada y clavó de modo letal un tridente en el pecho
del hijo de un ministro. Se lo condenó al exilio en lo que se consideraba el
peor lugar del reino: los crematorios. Pero allí se reunían los adeptos al
Tantra (en el budismo, disciplina contemplativa vivencial ajena a la
abstracción filosófica) y se vinculó con infinidad de dakinís (emanaciones
femeninas de la sabiduría búdica, angelicales o feroces según las
circunstancias, eventualmente eróticas). Desde ese momento, sus conexiones con múltiples
divinidades fueron espontáneas y constantes. Distintos maestros lo fueron
iniciando en matices sutiles de la epopeya espiritual, en tanto perfeccionaba
ceremonialmente el tantrismo con su consorte Mandarava. A cierta altura,
desentrañó los secretos de la longevidad, trascendió los márgenes de la vida y
de la muerte y, por consiguiente, se volvió inmortal.
Cuando regresó
a Odiyana disfrazado de mendigo, fue descubierto y el ministro cuyo hijo había
muerto lo condenó a sucumbir en una gran pira, situación de la que Padma
Sambava y Mandarava salieron totalmente ilesos. Hay otras versiones del
incidente, y una de ellas narra que Mandarava era abadesa de un convento con
500 monjas, e hija del rey de lo que hoy es Mandi. El maestro entró al convento
y la tomó como consorte, violando la ley. Ese monarca ordenó quemarlo pero las
llamas se transformaron en un lago.
En consecuencia, y deslumbrado, el rey de Odiyana se
convirtió en discípulo de su hijo. Dondequiera éste aparecía, revertía
radicalmente mediante la fe situaciones de odio y violencia. Viajaba de modo
incesante y así llegó a ser un máximo maestro tántrico en Nalanda.
El Tantra es un
método meditativo apuntado a lograr la experiencia iniciática que precede a la
iluminación. Abarca cuatro dinámicas esenciales: el mandala (cosmograma
gráfico que permite captar la realidad cósmica inductora de la realización
espiritual del practicante), las asanas (posturas correctas para la
meditación), el mudra (gesto de carácter ritual consumado con las
manos y los brazos) y el mantra (invocación mental edificante
ligada al acto meditativo).
Padma Sambava
diluyó de modo avasallador todas las fuerzas demoníacas que se mancomunaron
para impedir que introdujera el budismo en el Tibet, y las crónicas señalan que
trasmutaba sin cesar cuanta manifestación de negatividad aparecía en su área de
influencia. No bien lo acometían los poderes imperantes basados en creencias
míticas primitivas, Padma Sambava no cedía ante las fuerzas naturales hostiles
desatadas en su contra, ni resultaba vulnerable a los designios mágicos
destructivos.
Sin cesar,
cuando era enfrentado con el entendimiento antiguo, proporcionaba nuevas
explicaciones y exponía -con obstinación hábil y transparente- las facetas
místicas y luminosas de la existencia humana. Sabía de los ritos primitivos de
los tibetanos que procuraba iniciar en el budismo hoy conocido como Escuela
Vajrayana (diamantina, joya de la sabiduría que expresa la realidad suprema y
que manifiesta una compasión universal). El budismo afirma que las deidades
celestiales (budas apacibles) o las formas demoníacas (budas iracundos) son
expresiones de la mente humana. Por lo tanto, la neutralización de tales
potencialidades requiere que se domen las, propias emociones.
No bien se
consolidó una situación favorable al budismo en el Tibet, Shantarakshita asumió
como abad del flamante monasterio de Samye, y comenzó la traducción sistemática
al idioma tibetano de todas las enseñanzas del Buda preservadas en sánscrito.
Muchos tibetanos fueron a estudiar a Nalanda, y numerosos maestros indios se
radicaron en el Tibet.
No hay acuerdo
entre los cronistas sobre el tiempo que Padma Saraava permaneció entre los
tibetanos, y así como algunos lo miden en meses, otros lo establecen en
décadas. En un documento histórico llamado 'Declaración de Ba" se resuelve
la discordancia mediante esta explicación: parecía que el maestro abandonaba el
Tibet pero lo que en verdad partía eran proyecciones creadas por Padma Sambava,
que se recluía en cavernas distantes, o continuaba su labor misionera en Nepal
y Bhután, para la transmisión colectiva del Darma (la Enseñanza o Verdad).
Sostenía siempre que el conocimiento espiritual debe personalizarse y
convertirse en testimonio individual, pues si se mantiene en mera teoría no
cumple función provechosa alguna.
Dados sus
poderes magnos, suele explicarse, concretaba grandes realizaciones que
supuestamente demandarían mucho tiempo, cosa que en la práctica se volvía
relativo. Hacía mucho en un instante, y cada instante equivalía a la eternidad.
Y su leyenda afirma que Padma Sambava continúa viviendo como maestro en esté
mundo, para beneficiar con su luz a todos los seres sensibles como gran regente
del Vajrasatva (cúspide de los budas apacibles, custodios de los misterios
sublimes) y para garantizar con su presencia que la genuina esencia del Darma
permanezca para siempre en la tierra.
El tratado La
Liberación Natural Mediante la Contemplación de los Budas Iracundos y Apacibles
detalla con profundidad e intensidad las cúspides del credo tibetano sobre
el arte de morir y renacer, corno forma de superar progresivamente los
obstáculos que traban el desarrollo espiritual. Su recopilación inicial se debe
a la princesa Yeshe Togyel, consorte y discípula tibetana principal del maestro
Padma Sambava, quien no sólo transcribió sus enseñanzas orales - en un lenguaje
codificado que hoy se denominan escrituras de dakini- sino que
Togyel los ocultó en cavernas y otros lugares secretos e inaccesibles cuando el
maestro vaticinó que vendría una época muy adversa para las enseñanzas del Buda
en la región, cosa que efectivamente ocurrió a partir del siglo IX.
Los llamados termas
(tesoros o reminiscencias de la Visión Pura), no sólo quedaron
guardados en lugares conocidos apenas por sus discípulos más cercanos, que en
encarnaciones posteriores los localizaron como reveladores de tesoros o tertones,
sino que al mismo tiempo algunos quedaron como sembrados en la mente de
otros iniciados, que los corporizaron en el futuro cuando las condiciones
fueron mejores, En la práctica, el terma es inmaterial y permanece
protegido en profundos niveles mentales, hasta que súbitamente lo devela uno de
sus herederos espirituales. Hay siete tipos: algunos fueron escondidos en el
seno de rocas, tierra o agua; otros quedaron como reminiscencias latentes; y
otros fueron transmitidos de mente a mente (de maestro a discípulo).
Uno de los tertones
más famoso fue Karma Lingpa, quien localizó esta enseñanza en una cueva
montañosa de la zona tibetana central, en el siglo XIV. Época luminosa, que el
tibetólogo Robert Thurman describe así: “Todos aquellos lamas
eran eruditos, santos, científicos y exploradores psiconáuticos (navegantes de
la mente). Se cree que una gran cantidad de ellos había conquistado la
capacidad que llamamos 'muerte lúcida'. Habían practicado a la
perfección los yogas esenciales que se alcanzan durante una vida de enfoque
total en la iluminación... Esos lamas eran los científicos más
avanzados, santos hombres y mujeres carismáticos al extremo, respetados líderes
sociales, y los más amados miembros de la sociedad tíbetana “. Cabe
señalar que se llama lama a todo maestro espiritual, sea o no un monje.
Siglos después
de su recuperación en aquellos tiempos más propicios, una fracción funeraria de
los mismos (el Bardo Thodol, que significa "liberación
mediante el escuchar en el plano posmortem") fue traducido al inglés y
publicado en Europa en 1927 bajo el título arbitrario de Libro Tíbetano de
los Muertos.
La tarea básica
fue realizada por el lama Kazi Dawa Samdup, que el profesor británico W. Y.
Evans-Wentz, del Jesus College de Oxford, compiló y publicó firmando el
resultado con su nombre. Recién al publicarse la tercera edición en 1955, en
Estados Unidos un oportuno prefacio del lama Anagarika
Govinda colocaba a Padma Sambava en su justo lugar corno autor original
del trabajo. Evans-Wentz, que por cierto había querido emular al Libro
Egipcio de los Muertos (otro título arbitrario con el que algunos
egiptólogos del siglo XIX bautizaron a un
papiro en verdad titulado Libro de la Salida al Día), puso
algunas cosas en su lugar en 1954 con la edición de otra fracción de las
enseñanzas de Padma Sambava, bajo el título Libro Tíbetano de la Gran
Revelación incluyó algunas secciones d la biografía del Gurú Rinpoche escrita por la
dakini Yeshe Togyel. Pero en general, la sobrecarga de
interpretaciones intelectuales que elaboró este divulgador europeo de
formación cristiana, tornó bastante indigeribles sus dos aportes divulgatorios.
Para corregir
ese fárrago retórico que en vez de esclarecer en Occidente las avanzadas
enseñanzas del sabio Padma Sambava las oscurecía, el segmento de las ceremonias
mortuorias de su prédica fue traducido de nuevo al inglés en 1975 por el lama
Chógyam Trungpa y la investigadora Francesca Fremantle. La psicointerpretación
del erudito lama contemporáneo resultó más extensa que el texto básico
comentado: aclaró muchas zonas puestas en penumbra por Evans-Wentz, pero
planteaba un problema nuevo. En vez de ir al "alma" del texto, se
esmeraba en enumerar eruditamente en sánscrito el nombre de infinitas deidades
totalmente desconocidas por lectores occidentales no budistas que sólo saben
que el Tibet existe gracias a la prédica infatigable del Dalai Lama. Que no
tienen la menor intención de adherir al ascetismo budista y que no saben qué
pensar cuando Trungpa les expresa que “Ahora, los principios
de los cinco Tagháta se transforman en los Héruka y sus consortes...
Vajrapaní se manifestó como Hayagriva, la roja figura colérica con
cabeza de caballo, y emitió tres relinchos para proclamar su presencia
en el reino de Rudra, Luego penetró en el cuerpo de Rudra por el ano, y Rudra
quedó humillado en extremo...
Por fortuna, en
1994, Robert Thurman tradujo, con mayor amplitud temática la obra original y
recuperó una gran cantidad de plegarias y visiones de Padma Sambava desechadas
por las dos versiones precedentes. Allí reside su mérito: no dejó afuera la
poesía espiritual del Nacido de un Loto, quien dijo: 'Vine como lluvia que
cae por el mundo en formas innumerables para quienes estén listos para
recibirme. Las acciones de los Iluminados son incomprensibles. ¿Quién puede
definirlas o medirlas?'
El Libro Tibetano de los Muertos
Uno de los preceptos centrales de la
religión tibetana se basa en el concepto de reencarnación, lo cual incorpora a
la muerte no como el fin de todas las cosas, sino como una etapa esencial de la
evolución humana. Las traducciones más divulgadas del Bardo Thodol (a
las que pueden agregarse otras tres: la de Giovanni Tucci, la de Eva K. Dargyay
y la mancomunada de Stephen Hodge y Martin Boord) ponen en primer plano
rituales a ser practicados con los difuntos, en especial una serie de recitados
que tienen por finalidad guiar al fallecido hacia la consumación del nirvana
en otras órbitas. Caso contrario, volverá a encarnar en este mundo
de los seres pasibles de sufrimiento.
En tibetano,
bardo significa entre dos, estado intermedio o zona de transición. En el
contexto más estricto, se asume como el interludio entre el acto de morir y
la asunción de la vida siguiente.
Las enseñanzas
de Padma Sambava se inscriben en una de las tres grandes corrientes budistas,
la Vajrayana (budismo Tántrico o Esotérico). Llamada también "vehículo de
diamante", recurre a conjuros, rituales altamente sofisticados, símbolos y
la adquisición de poderes sobrenaturales, a fin de alcanzar el estado de
Iluminación. Todas estas técnicas psicofísicas se transmiten oralmente del
maestro al discípulo, no hay manuales integrales al respecto. Los existentes
son insuficientes sin la enseñanza oral. El practicante se identifica con Buda
y puede alcanzar la Iluminación en una sola vida. Las prácticas tántricas se
caracterizan por la inclusión de la vida sexual (shakti). Thurman propone que etimológicamente,
Tantra significa red y establece una concordancia entre el mundo exterior y el
interior, entre las deidades y los seres comunes. Las doctrinas tántricas
detallan prácticas rituales en pos de realidades supremas. Así mismo, en
tibetano el Tantra se conoce como rgyud, que significa
continuidad.
Las otras dos
corrientes son el budismo Hinayana (o Theravada), denominado "pequeño
vehículo", que enfatiza la austera vida individual en el seno de un
monasterio como manera de emular a Buda (quien desechó el ascetismo extremo),
conquistar la santidad mediante la práctica meditativa y extinguir el deseo y
los residuos kármicos al final de la vida. El karma es una ley de la
causa y el efecto: todas las acciones positivas o negativas pesan sobre cada individuo
y lo condicionan a sufrir sus consecuencias durante una o varias existencias.
El objetivo espiritual consiste en librarse del cielo de las existencias.
En cambio, el
budismo Mahayana o "gran vehículo" no admite la liberación personal
como objetivo exclusivo y se aboca con la compasión como herramienta altruista
principal a avanzar hacia la Iluminación junto a los semejantes, todas las
vidas que haga falta.
En las
prácticas Vajrayana se identifican seis bardos: 1. el proceso del
fallecimiento (intervalo desde el instante en que el individuo comienza a morir
hasta que tiene lugar la separación de la mente y el cuerpo) y la eventual
percepción de la Luz Clara (naturaleza búdica); 2. las visiones apacibles e
iracundas (proyecciones de la mente humana que toman características de
deidades del cielo o del infierno, semejantes a los estados psicodélicos); 3.
período de devenir o renacimiento (donde la conciencia desciende y la mente
-por la fuerza del karma- asume un nuevo cuerpo donde nacer: el budismo
no postula la continuidad de una entidad que se reencarna sino que habla del
renacimiento de un flujo de conciencia o emanación en un nuevo cuerpo); 4. la
transición entre el nacimiento y la muerte (la conciencia común, despierta en
la vida corriente); 5. el estado de sueño (lo que se experimenta cuando se
duerme); y 6. la concentración meditativa (estabilidad durante los ejercicios
de introspección).
Lo singular del
Bardo Thodol en su versión integral (con los votos y plegarias)
es que deja de ser un manual funerario y se vuelve una guía para el acto de
vivir. En todo momento de su crecimiento y evolución como ser humano, cada
individuo muere en relación a su pasado, deja atrás facetas de su ego antiguo,
y si no lo hace le resultará imposible encontrar su lugar en la nueva vida
espiritual que le cabe como iniciado.
Por eso el lama
Govinda resalta que todos los que están ilustrados sobre la filosofía budista
reconocen que el nacimiento y la muerte no son fenómenos que ocurren una sola
vez en la vida; se producen ininterrumpidamente. En cada instante algo muere en
nosotros y algo renace. Por lo tanto, los diferentes bardos representan
distintos estados de conciencia en nuestra vida. El estar despierto con la
conciencia normal de haber nacido en el mundo humano, el estado de inmersión en
el sueño, el trance durante la. meditación profunda, la experiencia de morir,
la experiencia de la realidad, la experiencia de renacer. Hay mucho para hacer
en esta vida, que no se trata de una misa por los muertos, cosa a la cual se
redujo al Bardo Thodol en los últimos tiempos. La obra se dirige
no sólo a quienes ven que se aproxima el final de su vida, o que están cerca de
la muerte, sino a quienes todavía tienen muchos años de vida encarnada,
y que, por primera vez, advierten el significado de su vida como seres humanos.
Nacer como ser humano es un privilegio, según la enseñanza de Buda, porque ello
ofrece una rara oportunidad de: liberación a través del propio esfuerzo
decisivo, a través de un darse vuelta en el profundísimo asiento de la
conciencia.
William Hart,
en su obra sobre la meditación Vipassana, dice que el universo existe para cada
uno tan sólo cuando lo experimentamos con el cuerpo o con la mente. No está en
parte alguna, está siempre en el aquí y el ahora. Y la exploración de nuestro
aquí y ahora es la única forma en la que podemos explorar el mundo, porque a
menos que exploremos nuestro mundo interno, nunca podremos conocer la realidad.
En la antigua lengua pali de la India, Vipassana significa visión
cabal. Constituye la esencia de la enseñanza del Buda la experimentación real
de las verdades que enunció. Sus palabras son la expresión de su experiencia
meditativa y también instrucciones detalladas de la forma en que debe
practicarse para alcanzar la meta que él alcanzó: la experiencia de la verdad.
Muy por encima de los cultos tanatológicos imperantes en estos tiempos
degenerados, las enseñanzas de Padma Sambava revelan los secretos de la vida.
Lo cual les otorga un inmenso valor espiritual a la vez que las reviste de una
infinita proyección universal.
En cualquier
aprendizaje general, un discípulo se da vuelta, se revierte: escucha,
reflexiona y medita. Pero aquí se trata de algo distinto al escuchar
en el contexto de la escucha, la reflexión y la meditación. Equivale a cierto
tipo de enseñanza del Vajrayana que tiene la capacidad de provocar la
liberación. Esta liberación "mediante el escuchar" no alude al acto
físico, al uso del sentido del oído, por parte de alguna persona que escucha la
lectura de la enseñanza de alguien llamado Buda. Más bien se trata de una
experiencia de alguien que acepta la enseñanza con su corazón, se apropia de
ella, y con ella se embebe, se empapa y se embriaga.
Escuchar,
en este caso, es abrirse con total permeabilidad. Es dejar que el corazón
vibre y se colme infinitamente, con fe, sinceridad, devoción y entrega.
Lo que tal vez
comienza de modo intuitivo, va transformándose en entendimiento: el
sentimiento se fusiona con el pensamiento. El corazón y la mente accionan de
modo unísono. Por fin, la captación intuitiva y el discernimiento mental pasan
a accionar en la experiencia directa del individuo, que convierte la
enseñanza en una realidad viva, expansiva, ilimitada. Y es aquí que resuena
expandida la premisa de Padma Sambava: "el conocimiento espiritual debe
personalizarse y convertirse en testimonio individual, pues si se mantiene en
mera teoría no cumple función provechosa alguna". O como expresa el Lama
Govinda: "así, la convicción intelectual crece y se vuelve certeza
espiritual, en un conocimiento donde el conocedor se vuelve uno con lo
conocido".
La liberación
natural consiste en identificarse con lo que es, tal cual es, porque por encima
de lo ilusorio de la vida y la muerte, el secreto consiste en librarse de la
ignorancia. El Darma budista, clave de eternidad, de llama inagotable, de luz
infinita, disipa las nubes del temor, abre camino a la llegada de un sol que
trasmuta las fibras del ser. La muerte es algo ilusorio porque uno se ha
identificado con una forma transitoria, temporal. Desde el momento de nacer
comienza la hora de morir. Hecho inapelable que llega cuando y como sea, sin
dar posibilidad de fuga. Es cuando las fantasías físicas, mentales o
emocionales del individuo dejan paso a las vibraciones de unificación con el
universo. Que en el budismo se denomina bodichita: una conciencia del despertar
del espíritu suprapersonal que lo abarca todo, y que reside en todo ser
vivo en estado potencial.
Morimos y
nacemos ininterrumpidamente. En la enseñanza tántrica que se produce es la
muerte simbólica del "iniciado", que se abre a otras formas de
percepción. Lo que llamamos iluminarse es darse a luz,
conscientemente. No una vez sino infinitas veces, lejos de toda instancia de
cristalización.
La
"liberación", dice por fin el Bardo Thodol, es
un acto mental basado en reconocer claramente, que no hay otras ataduras que
las que tejemos nosotros mismos a nuestro alrededor. Que los cielos, los
infiernos, los dioses y los demonios -y también esta misma vida- no son sino
fabricaciones de nuestra imaginación.
Todos los
textos de Padma Sambava incluidos en esta selección, fueron concebidos para ser
recitados. Para el que quiera escucharlos y para que los escuche quien los
recite. No una vez: muchas veces. Porque en última instancia, sólo de la
confluencia de la sabiduría y la compasión surge el destello inconmensurable
del Buda Amitaba, señor del Paraíso de Occidente (un estado de conciencia
denominado también de la Tierra Pura). Igualmente conocido como Amitayus: el
Buda de la longevidad inconmensurable.
Morir,
renacer.. en el devenir de la vida infinita no hay principio ni fin. En el
budismo, mente y alma o espíritu son sinónimos. Y constituyen itinerarios
intemporales que una luz clara y compasiva nutre como una madre celestial,
eterna.
Miguel
Grinberg
II
Meditación visualizadora del Maestro de los Tres Cuerpos
La inconcebible
realidad de Buda se resume en tres luminosidades o cuerpos que confluyen en la
Iluminación: la realidad suprema, la beatitud personal y la emanación creativa
en beneficio de todos los seres. Al mismo tiempo que el budismo tibetano
remarca el valor de un Mentor (O maestro) personal, indica que existen tres
venenos (la codicia, el odio y la ilusión) que fuerzan ciclos de vida carentes
de luminosidad y encadenados al sufrimiento. La Iluminación liberadora se produce
solamente cuando se los elimina de manera integral, como modo de acceder a la
transformación inmediata del ser con base a las enseñanzas budistas sobre la
Gran Perfección. He aquí la plegaria propuesta por el Maestro Padma Sambava en
pos de tal visualización, prerrequisito de toda consumación.
¡OM!
Al Mentor del Cuerpo de la Verdad, no nacido,
no desarrollado,
en el palacio del perfecto Reino de la Verdad que
todo lo impregna,
con reverente devoción, dedico mi fervorosa plegaria.
Libre por mi cuenta, todavía asido a la ilusión de
p
las ideas falsas,
acepto libremente la bendición del perfecto
Cuerpo de la Verdad,
como sabiduría primordial, sin
esfuerzo, sin artificios.
Al Mentor del Cuerpo Beatífico, inmortal, embeleso
supremo,
en el palacio de 1a resplandeciente beatitud
universal, sabiduría pura,
con reverente devoción, dedico mi fervorosa plegaria.
Libre por mi cuenta, todavía dominado por
deseos y apegos,
acepto libremente la bendición sin esfuerzo del Cuerpo
Beatífico,
como liberación natural de la sabiduría interna de la
beatitud universal.
Al Mentor del Cuerpo Emanador, inefable, creado por sí
mismo,
en el palacio del loto perfecto e inmaculado,
con reverente devoción, dedico mi fervorosa plegaria.
Libre por mi cuenta, todavía impregnado de odio
y de prejuicios,
acepto libremente la bendición sin esfuerzo del Cuerpo
Emanador.
como prueba neta de la sabiduría introspectivo
de la autoiluminación.
A la imparcial beatitud grandiosa del Mentor del
Triple Cuerpo,
en el palacio de la genuina Luz Clara de la
introspección,
con reverente devoción, dedico mi fervorosa plegaria.
Libre por mi cuenta, sin abandonar el dualismo entre
sujeto y objeto,
acepto libremente la bendición del éxtasis del Triple
Cuerpo,
como espontaneidad de la sabiduría
original del Triple Cuerpo.
Oh, compasión para estos seres conscientes que sufren,
que vagan por los cielos de la vida, enceguecidos
por ilusiones,
sin saber que sus propias mentes son el
infinito
Cuerpo de la Verdad:
¡que todos ellos logren el Cuerpo de la Verdad!
Oh, compasión para estos seres conscientes,
confundidos por deseos,
que vagan por los cielos de la vida identificados con
deseos y apegos,
sin saber que su conciencia aloja el gran deleite del
Cuerpo Beatífico:
¡que todos ellos logren el Cuerpo de
la Beatitud!
Oh, compasión para estos seres equivocados,
que vagan por los cielos de la vida con la mente
dualista del odio,
sin saber que sus propias mentes son el Cuerpo
Emanador nacido libre:
¡que todos ellos logren el Cuerpo Emanador!
Oh, compasión por todos los seres que todavía no son
Budas,
prisioneros del hábito finito de velos adictivos a los
objetos,
sin saber que sus propias mentes son los Tres Cuerpos
indivisibles:
¡que todos ellos alcancen los Tres Cuerpos del estado
de Budidad!
III
La liberación natural mediante la visión desnuda, que identifica la inteligencia
¡Homenaje a la Deidad Tricorpórea (1), claridad natural de la inteligencia!
Esto enseña la Liberación Natural mediante la Visión Desnuda que Identifica la Inteligencia, desde la Enseñanza Profunda de la Liberación Natural mediante la Contemplación de las Deidades Búdicas Apacibles y Feroces. Así, al identificar tu propia inteligencia, contémplala bien. ¡Oh hijo afortunado!
¡ema
hoh!
(expresión
de portento y gozo)
La mente única que impregna toda la vida y la
liberación,
aunque constituye la naturaleza primordial, no es
reconocida.
Aunque su reluciente inteligencia no sufre
interrupción, no es asumida.
Aunque surge sin cesar en todo lugar, no es acatada.
Para dar a conocer su naturaleza objetiva,
los tres veces dos (2) Victoriosos proclamaron
las
inconcebibles
ochenta y cuatro mil Enseñanzas del Darma (3),
que no enseñan otra cosa que esta realización.
Aunque las Escrituras son inconmensurables
como el cielo,
su sentido son pocas palabras que identifican la
inteligencia.
Ésta es la introducción directa a la intención de
los Victoriosos:
Sólo ella constituye el acceso a la liberación de las
vidas progresivas.
ikyai ho!
(Proclama de alerta)
¡Hijos afortunados! ¡Presten atención!
La “mente" - aunque tanto se conoce esta gran
palabra-
es algo que la gente desconoce, conoce mal o sólo
en partes;
y al no conocer su realidad con precisión,
plantea inconcebibles proclamas filosóficas.
El individuo común y alienado, al no advertirlo,
al no entender por sí mismo su propia naturaleza,
sufre mientras vaga por seis formas (4) de vida en
tres reinos,
tal es la falla de no advertir esta
realidad de la mente.
Discípulos y Budas ermitaños (5) proclaman la
realización
de un no egoísmo parcial, pero no lo conocen con
precisión.
Amarrados a las demandas de sus tratados y sus
teorías,
no contemplan la transparencia de la luz pura.
Discípulos y ermitaños se excluyen por aferrarse al
sujeto y al objeto,
el extremismo sobre esas dos realidades aísla a
los centristas;
los Tantristas del rito y la ceremonia,
por extremismos en el servicio y la práctica,
y los Tantristas Magnos y Penetrantes (6),
al aferrarse a
la dualidad del ámbito y la inteligencia,
se equivocan por permanecer dualistas en la no
dualidad,
y desconectados de la no dualidad, no despiertan.
Con toda la vida y la liberación inseparables de
sus mentes, deambulan por el ciclo vital en vehículos
de
abandono y discriminación,
En consecuencia, ¡absorbe todo lo creado en tu
libre inacción,
realiza la enorme liberación natural de todo
basándote en esta enseñanza
de la liberación natural mediante la
contemplación desnuda de tu propia inteligencia!
¡Así, en la Inmensa Perfección, todo es perfecto!
¡samaya gya gya gya!
(voto de protección angelical)
La "mente", este brillante proceso de
inteligencia,
en un sentido existe y en otro sentido no existe.
Origina el placer y el dolor del vivir y liberarse.
Se acepta como esencial, en los once Vehículos (7) de
la liberación.
Sus nombres son
incontables en varios contextos.
Algunos llaman a esta mente "la mente-realidad”.
Algunos esencialistas la mencionan como
"ego".
Algunos discípulos la llaman "ausencia de ego”.
Los idealistas le dan el nombre de "mente".
Algunos la llaman "sabiduría trascendente".
Algunos la denominan "naturaleza de Buda".
Otros la llaman "el Gran Sello".
Algunos la denominan "Goteo del Alma'.
Algunos la llaman "el Reino de la
Verdad".
Algunos la consideran como "el Cimiento".
Otros la llaman 'lo Ordinario".
Para presentar el ingresó por tres puntos (8) o esto mismo:
asumamos la conciencia pasada como algo sin
huella, claro y vacío,
la percepción futura como no producida
y nueva,
y la conciencia presente como algo en estado
natural, no plasmado.
De este modo, al conocer el tiempo en su modo común,
cuando te contemplas en plena desnudez,
tu aspecto es transparente, no hay nada para ver,
es la inteligencia desnuda, inmediata, clara.
Es una vacuidad
clara sin nada establecido,
pureza de una no dualidad de claridad-vacío;
impermanente, libre de toda entidad intrínseca,
no aniquilada, brillante y diferenciada,
no una unidad, sino claridad multidiscernida,
sin pluralidad, indivisible, de único sabor,
no derivada, consciente de sí misma, en su
realidad genuina.
Esta identificación objetiva de la realidad de las
cosas
contiene completo en uno los indivisibles Tres
Cuerpos.
El Cuerpo Verdad: vacío exento de entidad intrínseca.
El Cuerpo Beatífico: que brilla con la energía natural
de la libertad.
El Cuerpo Emanación: que surge sin cesar en todas
partes.
Su realidad proviene de los tres en
uno.
Para presentar el método potente de acceso a esta
genuina realidad,
¡ ahora mismo tu propia conciencia es sólo esto!
Esto que consiste apenas en una claridad natural
no tramada.
¿Por qué dices "no entiendo la naturaleza de la
mente”,
si aquí, en esta clara inteligencia sin
fisuras, no hay nada sobre lo cual meditar?
¿Por qué dices "no veo la realidad de la
mente",
dado que el pensador en la mente es sólo esto?
¿Por qué dices "hasta cuando la busco no la
encuentro",
si aquí no hay nada para hacer?
¿Por qué dices 'haga lo que haga, no funciona",
si basta
quedarse quieto sin tramar nada?
¿Por qué dices "no puedo quedarme quieto",
si es correcto contentarse con la inacción?
¿Por qué dices "soy incapaz de hacerlo",
si la claridad, lo consciente y el vacío son
automáticamente indivisibles?
¿Por qué dices "la práctica no resulta
eficaz",
si es algo natural, espontáneo, libre de causa y
estipulación?
¿Por qué dices "se busca, pero no se
encuentra",
si el pensamiento y la liberación natural son
simultáneos?
¿Por qué dices "los remedios son ineficaces”?
Si tu propia inteligencia es apenas esto,
¿por qué dices "esto no lo conozco"?
Ten certeza de que la naturaleza de la mente es una
vacuidad sin bases;
tu mente es insustancial como, un espacio vacío...
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
No te ciñas al panorama de la vacuidad
aniquiladora.
Ten certeza de que la sabiduría espontánea fue
siempre clara:
es espontánea en sí misma como la esencia del sol...
Asegúrate de que no se interrumpa la sabiduría
Inteligente,
que sea como la corriente continua de un río...
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
Ten la seguridad de que no la conocerás
pensando razones diversas,
su movimiento es insustancial como las brisas en
el cielo...
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
Asegúrate de que lo que aparece es tu pronta
percepción.
Lo que aparece es percepción natural, como un
reflejo en el espejo...
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
Asegúrate de que todos los signos se liberen en el
instante,
autooriginados, autopronunciados, como nubes
en el cielo...
¡Te guste o no, observa tu propia mente!
No hay nada que no esté incluido en la mente.
¿Dónde se produce la meditación sino en la mente?
No hay nada que no esté incluido en la mente.
No existe otra enseñanza para practicar salvo la
práctica de la mente.
No hay nada que no esté incluido en la mente.
No existen compromisos que mantener fuera de la mente.
No hay nada que no esté incluido en la mente.
No existe meta que alcanzar fuera de la mente.
¡Observa otra vez! ¡Observa otra vez! ¡Observa
tu propia mente!
Si buscas afuera en el ámbito del espacio,
de la mente no emanarán sus reflexiones.
Cuando buscas aquí dentro de tu propia mente,
no hay emanador de las emanaciones de la mente.
Tu mente es claridad sin alucinaciones.
Es el Cuerpo-Verdad, consciente de sí mismo,
vacuidad de luz clara,
sin nubes y translúcido como el amanecer
en el cielo,
no restringido por las formas, es distinguido
claramente en todas partes.
Que adviertas o no este punto, establece
una enorme diferencia.
Luz clara, espontánea, de primordialidad no fabricada,
¡asombra que esta hija de la conciencia no tenga
padres!
Esta sabiduría espontánea, ¡asombra que nadie la haya
hecho!
Como no conoció el nacimiento, ¡asombra que nunca vaya
a morir!
Obviamente clara, ¡asombra que carezca de alguien que
la vea!
Al deambular por el cielo, ¡asombra que no sea
un mal real!
Al sustentar la naturaleza de Buda, ¡asombra que
no sea un bien real!
Al estar en todas partes, ¡asombra que no
conozca la realidad!
Más allá de esto, ¡asombra que anhele otros frutos!
Puesto que tú eres ella, ¡asombra que la busques
en otras partes!
¡Ema!
Esta no-cosa brillante, conciencia de! ahora:
¡he aquí el pináculo de todas las visiones!
Esta libertad total, no-perceptora, universal:
¡he aquí el pináculo de toda meditación
Este relajado abordaje de la vida, no planeado,
¡he aquí el pináculo de toda conducta!
Este logro sin esfuerzo, primordial, no buscado,
¡he aquí el pináculo de todos los logros!
Cuatro puntos inequívocos de la enseñanza del
Vehículo Universal:
La visión de este gran vehículo no sufre error,
como ocurre con esta brillante conciencia del ahora,
llamada "vehículo" pues es clara e
inequívoca.
Este gran vehículo es inequívoco en la
meditación,
como ocurre con esta brillante conciencia del ahora,
llamada "vehículo" pues es clara e
inequívoca.
Este gran vehículo es inequívoco en la conducta,
como ocurre con esta brillante conciencia del ahora,
llamada "vehículo” pues es clara e inequívoca.
Este gran vehículo es inequívoco en el gozo,
como ocurre con esta brillante conciencia del ahora,
llamada "vehículo" pues es clara e
inequívoca.
Enseñanza de los cuatro grandes designios de la
inmutabilidad:
Este gran designio de la visión inmutable
es justo esta brillante percepción consciente del
ahora,
llamada "designio” por su firmeza en los tres
tiempos.
Este gran designio de la meditación inmutable
es justo esta brillante percepción consciente del
ahora,
llamada "designio” por su firmeza en los tres
tiempos.
Este gran designio de la conducta inmutable
es justo esta brillante percepción consciente del
ahora,
llamada "designio" por su firmeza en los
tres tiempos.
Este gran designio del gozo inmutable
es justo esta brillante percepción consciente del
ahora,
llamada "designio" por su firmeza en los
tres tiempos.
Instrucción que enseña la unicidad de los tres
tiempos:
abandona la noción "pasado" no siguiendo las
sendas antiguas;
corta las conexiones mentales, no siguiendo
planes futuros;
no te aferres al ahora, quédate en la experiencia
del espacio.
Libre de la meditación, no medites en absoluto,
básate en la mente despierta, no distraído por la
distracción,
libre de la concentración y la distracción, contempla
en desnudez.
Brillantez autoconsciente, que se conoce a sí
misma, con claridad propia,
pues eso que emerge es “espíritu iluminado”,
inmeditable, más allá de los objetos del
conocimiento,
imposible de distraer, claridad brillante y natural.
La visión de la vacuidad de la liberación natural
es el brillante y vacío Cuerpo de la Verdad.
La realización de la Budidad no se logra
mediante caminos:
el Buda Purificador puede verse ahora mismo.
Instrucción para acabar con los seis extremos:
aunque existe gran cantidad de consideraciones
discordantes,
en esta mente autoconsciente, en esta sabiduría
de originalidad propia,
no hay dualidad entre la visión y lo visto.
Busca al que ve en el ver y el no ver.
Cuando se busca al que ve no se lo encuentra,
entonces se alcanza el final de los vislumbres.
¡El impacto de lo visto desemboca justo en eso!
En la total ausencia de algo para ver,
no te alucines con el falso vacío de la nada
absoluta
es el claro destello de la conciencia del ahora, del
autodespertar.
¡Es así como se ve la Gran Perfección!
Aquí no existe la dualidad del darse cuenta y del
no darse cuenta.
Aunque en el sendero ascendente de la conciencia
común consciente de sí misma,
existe una gran cantidad de meditaciones
discordantes,
no hay dualidad entre la meditación y lo
meditado.
Al procurar el vehículo del meditar y no meditar,
cuando buscas al meditador y no lo encuentras,
entonces se alcanza el final de las meditaciones.
¡El impacto de la meditación desemboca justo
en eso!
En la total ausencia de la meditación y lo meditado,
no sucumbas a la salvaje tenebrosidad de la
desilusión.
En el claro brillo no planeado de la conciencia del
ahora,
aquí, no hay dualismo permanente-impermanente.
Aunque existe un enorme número de éticas
discordantes,
en la exclusiva gota de la sabiduría consciente de
sí misma
no hay dualidad entre el actor y lo actuado.
Al buscar al agente de la actuación y la no actuación,
la procura del propio actor no da resultado,
entonces alcanzas el final de las acciones éticas.
¡La esencia de la ética desemboca justo en eso!
En la absoluta ausencia de la acción y lo actuado,
no sucumbas a los errores del instinto impulsivo.
En el claro brillo no planeado de la conciencia
del ahora,
sin elegir ni ser decepcionado por el artilugio,
en eso consiste la perfecta acción ética.
Libre del dualismo de lo perfecto y lo imperfecto.
Aunque haya una gran cantidad de goces discordantes,
en la mente despierta, en sí los Tres Cuerpos sin
esfuerzo,
no existe dualidad entre el logro y lo logrado.
¡Busca a quien disfruta el goce!
Cuando se busca al que disfruta, no se lo encuentra.
Así se
alcanza el fin de los goces proyectados.
La esencia del goce es justamente eso.
En la absoluta ausencia del logro del goce,
no sucumbas a la preocupación sobre el
abandono y el empeño.
Este claro brillo no planeado de la conciencia del
ahora,
es en sí mismo la realización de los Tres Cuerpos
manifiestos.
Es en sí mismo el goce de la Budidad primordial.
Este conocimiento, libre de ocho extremos (9) como
el ser y la nada,
es llamado el centro, no colapsa en extremo alguno;
es llamado inteligencia despierta, lucidez no
interrumpida.
Como contiene la esencia del vacío y la lucidez,
es llamado "esencia de los Señores Beatíficos”.
Cuando conoces este significado, lo trasciendes todo.
De allí que se llame Sabiduría Trascendente.
¡Como sobrepasa la mente, libre de límites y
origen,
es llamado el Gran Sello!
Así, realizarlo o no realizarlo es la base
de la liberación o de la vida apegada, de la
felicidad o del sufrimiento:
por eso se lo llama base universal.
Dado que no se sujeta a algo especial,
este espacio interno de lo normal,
esta brillante y diferenciada conciencia de sí
mismo,
recibe el nombre de conciencia normal.
Sea. cual fuere el acertado nombre poético que se le
asigne,
de hecho, no es más que conciencia despierta
del
ahora:
¿quién podría anhelar más que eso?
Es como si trataras de buscar sus huellas cuando
un elefante pisotea el mundo entero: es imposible
hallarlas.
Salvo con la mente, es imposible hallar la
Budidad.
Si no reconoces esto, si buscas la mente afuera.
En pos de cualquier cosa, ¿cómo podrá hallarse a
sí misma?
Es como un tonto que divaga entre una multitud,
olvidándose a sí mismo en su seno,
sin reconocerse, buscándose,
confundiéndose, viéndose en los demás.
Si no percibes la realidad básica de las cosas,
si no distingues tus percepciones como tu propia
mente,
te sumerges en el cielo de lo viviente.
Al no distinguir tu mente como Buda, oscureces
el nirvana.
Vida y liberación, al conocer y no conocer,
en un instante se esfuma la distinción entre ellas.
Ver la propia mente en otro lugar es un error;
pero divagar y no divagar son en verdad lo
mismo.
Un ser no posee una segunda continuidad de la
mente;
al dejar la mente en si misma, se la libera.
Si no distingues al propio error como mente,
jamás advertirás el impacto de la realidad:
surgido de sí mismo, creado por sí mismo,
el ser observa al ser.
¿De dónde emergieron primero estas visiones?
¿Dónde permanecen entretanto?
Finalmente, ¿hacia dónde van?
Es como el reflejo de un cuervo en un lago;
se aleja volando, pero el reflejo no se va.
Así manan las percepciones desde la mente;
al alzarse desde la mente, se liberan en la mente.
La mente en sí, este claro vacío que todo lo conoce,
consciente de todo, es como el cielo:
una claridad-vacío primordial, indivisible.
En la claridad de la sabiduría intuitiva original,
justamente esa determinación es la realidad.
La razón es que toda apariencia y toda existencia
se conoce como tu propia mente, y la mente en sí
se realiza, de modo espacial, en su inteligencia y su
claridad.
Aunque el ejemplo del espacio se refiere a la
realidad,
es sólo un símbolo que lo hace más bien
parcialmente.
En sí misma, la mente es universalmente clara,
vacía e inteligente.
Y el espacio es un vacío ininteligible, libre de
objetos sólidos.
Por ello, el espacio no puede ilustrar
plenamente
la eclosión de la mente:
no vaciles, sólo enfócate en la realidad actual de
la mente.
Toda esta apariencia superficial
es exclusivamente un estado ajeno a la verdad,
como el miedo.
Por ejemplo, toda apariencia y existencia, la vida y
la liberación,
se asumen únicamente como tu mente natural.
Entonces, sólo transformando el proceso de tu
mente
puedes percibir tu transformación en el mundo
externo.
Por lo tanto, todo es la percepción de la mente,
cada una de las seis migraciones (10) tiene
percepciones específicas,
y los fundamentalistas externos tienen sus
absolutismos y nihilismos.
Cada uno de los nueve vehículos (11) tiene sus
vislumbres individuales.
Advierten la variedad, distinguen la variedad,
yerran al sostener dicotomías y al aferrarse a las
distinciones.
Al entender todas las apariencias como mente,
al verlo todo sin aferrarse a nada, uno despierta.
Uno no yerra cuando percibe, yerra cuando se
aferra;
pero al saber que el aferrarse es
mente, se libera.
Todo lo que percibes es la percepción de la mente.
Los objetos aparentemente inanimados del
entorno son mente.
Los seis tipos aparentes de seres animados son mente.
La aparente felicidad de los humanos elevados y
los dioses es mente.
Los aparentes sufrimientos espeluznantes son mente.
Los aparentes cinco venenos (12) adictivos que
confunden son mente.
La aparente inteligencia sabia original es mente.
La aparente realización de la bondad y la
liberación es mente.
Las aparentes obstrucciones de demonios y
fantasmas son mente.
La aparente bondad de las deidades y los logros
son mente.
Las aparentes variadas purezas son mente.
El aparente enfoque enfático y no conceptual es
mente.
Los aparentes signos y colores de las cosas son
mente.
La aparente no elaboración sin significados es
mente.
La aparente no dualidad de uno y muchos es mente.
La aparente ausencia del ser y el estado de nada
son mente.
Fuera de la mente, nada es aparente.
La realidad de la mente brota incesantemente
como apariencia.
Al emerger, sin dualidad como el agua y las olas
de los océanos,
queda libre en la realidad experiencias de la mente.
Aunque sin cesar se designen nombres como
referentes,
objetivamente nada existe fuera de la unidad de
la mente.
Esa unidad es libre: carece de suelo y de raíces.
No puede verse en una visión ni en alguna
dirección.
No puede verse como algo, pues no posee estado
alguno.
No puede verse como vacío, pues brilla como
claridad inteligente.
Y no puede verse separada, pues no hay dualidad
entre vacío y claridad.
Ahora: tu propia conciencia es clara y distinta:
aunque actúa de tal modo, su agente es
desconocido.
Si bien no posee realidad intrínseca, las
experiencias se perciben.
Si practicas esto, serás plenamente liberado.
Te realizarás pese a la agudeza de tus facultades.
Si bien tanto el sésamo como la leche producen
aceite o manteca,
eso no sucederá sin presionar o sin batir.
Aunque todos los seres son la esencia real de la
Budidad,
no despertarán si no efectúan prácticas.
Sin la práctica, despertará hasta un boyero,
pero no podrá explicarlo, apenas lo determinará
directamente.
Cuando pruebas el azúcar en tu boca,
no necesitas que los otros te lo expliquen.
Si ellos no entienden esta realidad, hasta los más
expertos se equivocarán.
Aunque sean hábiles en explicar los nueve vehículos,
será como describir con rumores un lugar donde
nunca estuvieron:
no estuvieron cerca de la Budidad ni por un instante.
Si percibes esta realidad, quedarás libre de la
virtud y del vicio.
Si no lo haces, todas tus virtudes y vicios
obtendrán vida en cielos o infiernos.
Al realizar tu mente como un vacío de sabiduría
intuitiva,
la virtud y el vicio no pueden imponer
sus efectos.
Así como una fuente no puede manar desde un
cielo hueco,
así en la vacuidad la virtud y el vicio dejan de ser
objetos.
Por lo tanto,
para ver intuitivamente tu propia
inteligencia desnuda,
esta Liberación Natural Mediante la Visión
Desnuda es
extremadamente profunda.
Así que explora esta realidad de tu propia
inteligencia.
¡Profunda! ¡Sellada!
¡Ema!
Oh Maravilla,
Inteligencia Identificadora,
la Liberación Natural Mediante la Visión Desnuda,
es para el beneficio de las últimas generaciones
de todos mis
Tantras (13), Escrituras e
Instrucciones,
si bien pocas y breves, con ellas en la mente.
Aunque las alcanzo recién ahora, las oculté como
Tesoros:
¡que aquellos con una buena evolución las descubran¡
¡samaya gya gya gya!
¡Que este tratado que identifica con claridad la
inteligencia, llamado La Liberación Natural mediante la Visión Desnuda,
compuesto por el Mentor de Odiyana, Padma Sambava, jamás se pierda hasta
que acabe el ciclo de la vida!
IV
Credo Tibetano del Morir y del Renacer
Introducción
El Bardo
Thodol tibetano es un texto religioso sagrado que en general forma
parte de un rito funerario. El oficiante (un lama o maestro, que
puede o no ser un monje) lo recita durante 49 días, y en etapas, al difunto, en
presencia o ausencia. Describe una serie de visiones que se producen en la
conciencia del fallecido durante ese período, para ayudarlo a ubicarse en el
proceso de la transición (o estado intermedio). Si su vida ha sido ejemplar,
puede salir del cielo de los nacimientos en sucesivas encarnaciones. Caso
contrario, el recitado apunta a que descubra su verdadera naturaleza y que así
enfocado asuma una transformación purificadora entre su cuerpo pasado y su
cuerpo futuro.
Cada bardo
(o plano existencias) que atraviese el difunto le exigirá la aceptación de
un nuevo plano luminoso: en cada uno de ellos el viajero por la luz será
abordado por el Buda de ese plano. La visión de la deidad pertinente puede ser
benévola y amorosa, pero también puede resultar tremenda e intimidante. La
recomendación central consiste en no dejarse abrumar por la visión, ni permitir
que la misma lo absorba. Se resalta que todas las imágenes no provienen de otro
lugar que la propia mente de¡ protagonista de los bardos, o sea,
son proyecciones de su memoria en marcha hacia la llamada Luz Clara.
La travesía por
los diversos planos se extiende hasta que el viajero alcanza una visión cuyo
potencial de atracción, casi magnética, lo absorbe. Se sostiene que para el
puro de corazón la meta será como una portentosa mansión universal y eterna. En
cambio, si su existencia estuvo cargada de negatividades, puede brindársela un
reingreso a la vida en un nuevo cuerpo, con los potenciales necesarios para una
existencia compasiva.
El ciclo de
morir y el renacer implícito en el Bardo Thodol es un viaje por
la propia conciencia. Los maestros señalan qué “el viaje por la Luz
se basa en la capacidad de saber que las transiciones o bardos son la única
dinámica posible. Se viaja sin cesar por
la propia percepción. Al perder el cuerpo físico cuando fallecemos, ello nos
fuerza a encarar nuestros valores espirituales. Y regresamos a una vida física
para descubrir el modo de existir honrando tales valores. Ése es el bardo del
ciclo de los renacimientos. Nuestro anhelo mantiene activa la rueda de la vida.
Nuestra identificación nos impulsa hacía delante como sí se tratara de una
especie de imán del alma. Impulsamos nuestra realidad al tiempo presente porque
aspiramos a colmar una lección implícita. La libertad reside en aceptarla,
aprenderla y ejecutarla”.
Independientemente de que se admita o no el
cielo mencionado, más allá de las convicciones religiosas que se tengan en lo
referido a las cuestiones del morir y el renacer, se crea o no en la
posibilidad de emanar hacia un nuevo cuerpo, este Credo también
puede ser recitado en vida por quien quiera hacerlo. En todo caso, permite
abrir una reflexión constante sobre el sentido de la vida y, dado que todos deberemos
morir en algún momento, nos prepara para
una despedida armónica. Toda vida bien vivida es un pasaporte hacia la Luz
Clara, que ilumina y libera.
Recitado tradicional
Oye, hijo
dilecto. Es la hora de que busques tu camino. Cuando tu respiración se detenga,
vislumbrará la luz radiante de la primera transición, tal como te la describió
tu maestro en vida. Tu respiración externa se detiene y experimentas la
realidad en sí, vacía y sin adornos como el espacio: es tu inmaculado
conciencia desnuda, tu mente despojada de eje y de horizonte. Pura vacuidad
luminosa. En ese instante, reconócela como quien eres, permanece en ese estado.
Cuando suceda, te ayudaré a asumirlo.
El espejismo que enfrentas es como si la
tierra se disolviera en el agua. El humo indica que el agua se disuelve en el
fuego. Las luciérnagas son la señal del fuego diluyéndose en el aire. La llama
de la vela parpadea como signos del viento que se diluye en la conciencia. El
ciclo iluminado por la luna señala que la conciencia se disuelve en lo
luminiscente (lo aparente). El cielo iluminado por el sol indica que la
luminosidad se diluye en lo radiante (lo agregado). El cielo oscuro es señal de
que lo radiante se disuelve en lo inminente (el logro). La nochecita que
precede al amanecer indica que lo inminente se disuelve en la Luz Clara.
Ahora que
alcanzas la llamada "muerte”, debes conducirte de acuerdo con tu
concepción del espíritu de la iluminación. Piensa así: “Llegué al momento de
morir. Desde aquí, confiaré en esta experiencia y desarrollaré mi espíritu sólo
mediante la contemplación del espíritu de la iluminación por el amor y la
compasión. Por el bien del gran espacio colmado de seres, procuraré la Budidad
perfecta.
En especial, debes pensar concentrado en
lo siguiente: "Ahora, por el bien de todos los seres, reconoceré
a la radiante Luz Clara de la muerte como el Cuerpo de la Verdad. Dentro
de este estado, procuraré la realización suprema del Gran Sello (la estructura
espiritual del ser) para colmar los propósitos de todos los seres. Sí no lo
consiguiese, entonces asumiré apenas que estoy en la etapa intermedia. Y
manifestaré que el Gran Sello de la Integración o estructura espiritual del ser
es indisoluble ante la muerte. Entonces procederé en beneficio de todos los
seres del espacio ¡limitado manifestándome con la forma más adecuada para
cumplir ese propósito. Sin permitir que se pierda la voluntad de
esta concepción espiritual, debes recordar la experiencia de todas las
instrucciones que hayas practicado previamente.
Oh, hijo dilecto. La pura Luz Clara de la
realidad amanece para ti. ¡Reconócela! Esta conciencia actual, pura e
incorruptible, percepción natural del vacío puro, carente de toda sustancia,
color o atributo, es la realidad Madre, Buda de todas las Benevolencias. Y esta
conciencia tuya de la vacuidad natural incorruptible no debe sucumbir ante la
falsa vacuidad aniquiladora, pues es incesante, brillante, distinta y vibrante,
Esta conciencia es el Padre, mente primordial, iluminación, Buda de todas las
Benevolencias. Esta presencia de la indivisible vacuidad naturalmente
insustancial de tu percepción y de la vibrante presencia brillante de tu
conciencia despierta: ¡tal es el Cuerpo de la Verdad del Buda! Tu conciencia
perdura así en esta vasta masa de luz, claridad-vacío indivisible, no sujeta al
nacimiento ni a la muerte: ¡tal es el Buda de la Luz Inmutable! Resulta
suficiente saber esto. Reconocer este aspecto puro de tu conciencia como el
Buda sin que pierdas tu naturaleza, es
habitar en la realización suprema de
todos los Budas.
Oh, hijo
dilecto. ¡Medítalo centrado en tu deidad arquetipo! No te distraigas. Apunta
toda tu voluntad hacia ella. Medítalo como algo aparente aunque inconsistente
como el reflejo de la luna en el agua. ¡No lo medites como algo material!
¡Medita en el
Señor de la Gran Compasión!
Escucha, hijo
dilecto, con intensa concentración. Hay seis tipos de transiciones: la vida
natural, el sueño, la contemplación, el momento de la muerte, la realidad
intermedia, y la existencia emergente.
Escucha con
mucha atención. Despuntarán sobre ti tres transiciones: la de la muerte, la de
la realidad y la de la nueva existencia. Ayer no reconociste, la luminosidad
radiante de la muerte, y por eso desembocaste aquí. No te distraigas ante
lo que voy a describir. Luego despuntarán para ti la realidad intermedia y la
transición hacia la existencia.
Oh, hijo
dilecto. Ahora experimentas la llamada "muerte". Vas desde este mundo
hacia el más allá. Pero no estás solo: le ocurre a todos los seres. Que no te
tienten el apego y la insistencia sobre esta vida. Aunque te atraiga y
persistas en el anhelo, no tienes el poder para permanecer aquí, no podrás
interrumpir tu migración por el cielo de la vida.¡ No anheles! ¡No te aferres!
Ten presentes las Tres Joyas: el Buda, la Enseñanza, la Comunidad.
Oh, niño
querido. Por más terroríficas que sean las visiones de la realidad intermedia
que caigan sobre ti, no olvides las palabras que siguen. Evoca en tu mente su
significado sin cesar. En ellas está la clave del reconocimiento.
“Ahora
que ingreso a la realidad intermedia, abandonar las alucinaciones del
terror instintivo, reconoceré que todos los objetos que surgen ante mí son un
vislumbre de mi propia mente, y lo entenderé como, una etapa de la transición.
Ahora, en el momento más crítico, más crucial, donde todo cesa, no temeré mis
propias visiones de las deidades apacibles y furiosas”.
Recita estos
versos claramente y en voz alta, y recuerda su significado. No los olvides,
pues son la clave para que reconozcas que todas las visiones terroríficas que
se manifiestan son apenas proyecciones de tu propia mente.
Oh, hijo
dilecto. Ahora que tu mente y tu cuerpo se separan, la realidad pura se
manifiesta con visiones sutiles y deslumbrantes, que experimentas con gran
vivacidad, que de modo natural te asustan y te preocupan, que resplandecen como
un espejismo en las llanuras del otoño. ¡No las temas! ¡No te aterrorices! ¡Que
no te atrape el pánico Son lo que
constituye tu cuerpo mental instintivo. No es algo material, no son tu carne ni
tu sangre. Estos sonidos, luces y rayos que te atosigan, no pueden lastimarte.
No pueden matarte. Basta que los reconozcas como percepciones tuyas.
Entiéndelo: te encuentras en el centro de la transición.
¡Escucha! Si no
los reconoces como percepciones tuyas, por más meditaciones y prácticas que
hayas efectuado en el mundo humano, si no te atienes a esta instrucción
particular.. las luces te intimidarán, los sonidos te producirán pánico, los
rayos te causarán terror. Si desconoces la clave de esta instrucción no
reconocerás la vibración, la luminosidad y los destellos, y te perderás en los
fenómenos de la existencia cíclica.
Oh, hijo
dilecto. Permaneciste inconsciente cuatro días y medio, pero ahora vas
adelante. Despiertas con una preocupación: "¿Qué me está sucediendo?"
Reconócelo, estás en la transición. Ahora, dado que la existencia cíclica está
suspendida, todas las cosas se manifiestan como luces y deidades. Todo el
espacio brilla colmado de luz azulada, Desde el reino central del Buda,
entonces, Vairochana, Señor supremo de la Meditación, aparecerá ante ti con su
cuerpo blanco, sentado en el trono del león, ostentando en su mano una rueda de
ocho radios, abrazado a su consorte, la Dama del Reino Espacial. Desde el centro
del corazón de esta divina pareja, la nítida luminosidad celeste de la
sabiduría de la Perfecta Realidad, intensa y abrumadora, brillará ante ti y tus
ojos apenas soportarán su resplandor. Simultáneamente, la tenue luz blanca de
las deidades relucirá ante ti y te penetrará a la par del brillo azulado. En
ese momento, influenciado por las tendencias negativas de tu pasado, entrarás
en pánico a causa del contraste con la perfección, y tratarás de huir de ella.
En cambio, preferirás la luz blanca de las deidades cuando te aproximes a
ellas.
Que no te
intimide el destello azul celeste, claro, intenso, brillante, sabiduría suprema
asustadora, Luz Clara. ¡No le temas! Es la luz radiante del Divino
Trascendente, la sabiduría de la Realidad Perfecta. Con fe y reverencia,
permite que te atraiga. Recita como plegaria: “Esta es la luz radiante de la
compasión del Señor Vairochana. ¡debo refugiarme en ella!' Es así como el
divino viene a escoltarte por los pasadizos de la transición. Es el rayo
luminoso de la compasión de Vairochana. Que no te seduzca la tenue luz blanca
de las deidades. ¡No te apegues a ella! ¡No la anheles! Si te adosas a ella,
vagarás por el reino de las deidades, y seguirás prisionero del cielo del nacer
y del morir en los seis estados de la existencia fenoménica. Es un obstáculo en
el sendero del, cese de los ciclos, el rumbo de la liberación. No te dejes
deslumbrar, céntrate devotamente en la intensa y penetrante luz azulada,
orienta tu intensa voluntad hacia Vairochana, y repite conmigo esta plegaria:
'Cuando vague
por el ciclo de las existencias impulsado por mis poderosas ignorancias, ¡que
el divino Vairochana me guíe por la senda de la Luz Clara de la Radiante
Perfección! ¡Que su consorte Dhatwishari vaya detrás de mí, y me libre de los
peligrosos túneles de la transición, y me conduzca a la Iluminación (Budidad)
perfecta!'
Cuando pronuncies esta plegaria con
ardorosa devoción, te disolverás en el arco iris luminoso de la pareja de
Vairochana y su consorte, ingresarás al centro de la Tierra Pura, y te volverás
un Buda en el seno del Cuerpo de la Beatitud Perfecta.
Escucha
atentamente, hijo dilecto.
Si bien se te
explicó la naturaleza de los cinco clanes de seres iluminados a medida que
fueron apareciendo, bajo la influencia de tus pasadas influencias negativas
caíste en el pánico y ahora te sientes perdido. Si hubieras reconocido como
proyecciones tuyas el resplandor natural de alguna de las cinco sabidurías, te
habrías disuelto en el arco iris de alguna de ellas para convertirte en un buda
celestial en el cuerpo de la beatitud. Pero no reconociste la luminosidad y
sigues deambulando sin rumbo. ¡No te distraigas! Los cinco grupos de budas y la
visión de la confluencia de las cuatro sabidurías te escoltan en su dirección.
¡Reconócelas!
Una hueste de
cuarenta y dos deidades del Cuerpo Beatífico emerge desde el centro de tu
corazón y se presenta ante ti: ¡reconócelas como tu propio vislumbre de la
pureza! Oh, noble amigo. Estos reinos de pureza no existen en parte alguna: se
anidan en tu propio corazón. Desde allí emergen y ahora se manifiestan. Son
manifestaciones naturales de tu propia conciencia: ¡reconócelas como lo que
son!
Estas deidades,
ni grandes ni pequeñas, poseen simetría, con sus ornamentos, colores, posturas,
tronos y gestos. Cada uno de los cinco budas está impregnado de cinco mantras,
y los envuelve un aura colorido-. Cada bodisatva de cada clan está abrazado a
!u consorte, y cada grupo está rodeado por un mandala de arco iris: son tus
deidades arquetípicas. ¡Reconócelas!
Desde el
corazón de cada una de esas parejas surgen rayos de sabiduría que apuntan a tu
propio corazón, cada uno de ellos extremadamente sutil y claro, como si las
hebras luminosas tejieran una cuerda.
Desde el centro
del corazón de Vairochana, una deslumbrante tela de luz blanca radiante con los
rayos de la sabiduría perfecta se conectará con el centro de tu corazón.
Encierra blancas gotas luminosas, como si te enfrentaran espejos, imponentes y
penetrantes. Gota tras gota, sin centro ni límites.
Desde el
corazón de Vajrasatva, espejo de sabiduría, una tela de luz azul radiante
brillará hasta conectarse con tu corazón, adornada con gotas celestes como
bolas turquesas, todas brillando sobre ti.
Desde el
corazón de Amitaba, la tela de la sabiduría de la igualdad brillará sobre ti
con una radiante luz amarilla, con gotas doradas como bolas de oro, como si
amanecieran en ti.
Oh, hijo
dilecto. Todo ello emana de la dinámica natural de tu propia conciencia. No
salen de parte alguna. ¡No te adhieras a ello! ¡No te asustes! Permanece sereno
en la experiencia, sin sacar conclusiones. Todas las imágenes de deidades y
todos los rayos radiantes se disolverán frente a ti, y te convertirás en un ser
iluminado.
Como el
ejercicio de la sabiduría de tu conciencia primigenia no es perfecto, no
lograrás distinguir la luz verde de la energía que todo lo realiza.
Habrás
experimentado la visión de las cuatro Sabidurías combinadas, la senda íntima
del discernimiento puro, divino, indivisible. Confía en estas visiones: las
reconocerás como el niño que se encuentra con su madre o como el saludo de un
familiar muy apreciado. Se disolverán todas tus impresiones materiales. Y si
eres capaz de reconocer tus vislumbres como creaciones propias, tu ser ganará
confianza para avanzar en el sendero inmutable de la realidad pura: lograrás el
discernimiento divino. Tu conciencia se disolverá en el seno de la gran mente
primordial y te volverás un Buda del Cuerpo Beatífico, hecho irreversible por
el cual jamás volverás a la rueda de los cielos vitales.
Oh, hijo
directo. Junto con las luces radiantes de la sabiduría, también emergerán las
luces impuras Y engañosas de los seis tipos de existencia: la sutil luz blanca
de los dioses, la sutil luz roja de los titanes, la sutil luz azul de los seres
humanos, la sutil luz verde de los animales, la sutil luz amarilla de los entes
voraces, y la sutil luz grisácea de los entes infernales. Todas ellas aparecen
entrelazadas con las luces de la sabiduría pura. Por lo tanto, no te dejes
atraer ni te apegues a alguna de ellas. ¡Relájate en la experiencia de la no
percepción, de la ausencia de cualquier pensamiento evaluador. Si te asustan
los destellos de la sabiduría y te adhieres al cielo de luces impuras de la
existencia, asumirás el cuerpo de alguna de esas formas. No alcanzarás la
instancia de la liberación del gran océano del sufrimiento del cielo vital.
Sólo experimentarás problemas!
Oh, noble criatura. Si no recibiste orientaciones de un maestro, y te
asustan o te aterrorizan estas imágenes y las luces de la sabiduría pura,
quedarás adherido a los reflejos impuros de la existencia en ciclos. ¡No lo
permitas! ¡Confía en estas deslumbrantes y penetrantes luces de pura sabiduría!
Cuenta con ellas y piensa: "Que estos rayos luminosos de la sabiduría
de la compasión de los Señores Beatíficos de los cinco clanes vengan a mí y me
sustenten compasivamente, ¡debo refugiarme en ellos!”. No te
apegues, ni atiendas las engañosas luces de las seis especies, enfoca tu
voluntad en el clan de los cinco budas y sus consortes.
Repite esta
plegaria:
“Cuando vago por el ciclo de la vida
impulsado por los cinco poderosos venenos,
¡que los
Divinos Victoriosos de los cinco
clanes me guíen por el sendero
de la Luz Clara de las cuatro sabidurías combinadas!
¡Que los supremos consortes me apoyen en la travesía
y me libren de los reflejos impuros de los seis
dominios!
¡Que me libren de los peligrosos túneles de la
transición,
y que me conduzcan a las cinco supremas Tierras
Puras!”
Escucha con atención estas
recomendaciones, hijo dilecto. En los infiernos, los cielos, y en las
transiciones, el cuerpo nace por aparición. Pero cuando se produjeron durante
el intermedio las percepciones de las deidades apacibles y furiosas, no las
identificaste y te desmayó el terror. Al recuperar tus sentidos, tu conciencia
ganó lucidez, y de inmediato emergió como semejanza de¡ cuerpo que tenías
antes. Con ese cuerpo espectral, hallarás parientes y lugares familiares como
si se tratara de un sueño. Cuando trates de comunicarte, no obtendrás
respuestas. Verás que tus seres queridos lloran y te dirás: “Estoy muerto, ¿qué
puedo hacer?" Sientes un dolor lacerante, como si fueses un pez arrojado a
arenas ardientes. Pero por más que sufras, el atormentarte no servirá para
nada. Si tuviste un maestro espiritual, invócalo. O rézale a alguna compasiva
deidad arquetípica. No te adhieras a tus seres queridos: es inútil.
Dirige tus
plegarias a los Compasivos: no sufras ni sientas terror.
Llevada por el
tenue viento de la evolución, tu mente se vuelve indefensa e inestable.
Cabalgas en el aliento como una pluma suelta en un vendaval: giras y te
precipitas. Le dices a los enlutados: "¡No lloren más, estoy aquí!”. Pero
no se darán por aludidos, y asumes que estás muerto, y sientes una inmensa
angustia. ¡No te sometas a ese dolor! Se presenta una neblina persistente, gris
como un cielo de otoño antes del amanecer, no es de día ni de noche. Este tipo
de intermedio puede durar entre un día y siete semanas, según las diferentes
historias evolutivas de cada cual.
Oh, hijo
dilecto. Durante esta etapa, el potente viento de la evolución te acometerá a
los grandes pecadores desde todas las direcciones, con ferocidad insostenible,
aterrorizándolos. Sentirán el acoso de demonios y bestias carnívoras. Oirán
alaridos espeluznantes. Serán acosados por nevadas, tormentas y neblinas.
Escucharán el ruido de avalanchas, inundaciones, bosques incendiándose,
huracanes. Con pánico tratarán de evadirlos y se encontrarán a punto de caer
desde el borde de un triple abismo -rojo, negro y blanco- insondable,
espantoso.
Oh, hijo
querido. En verdad, no se trata de un abismo. Es un torbellino de codicia, odio
y desilusión. ¡Debes reconocerlo como una fase de la existencia intermedia!
Rézale al Señor de la Compasión: “Oh compasivo, maestro espiritual, triple
joya, no me abandones en estos horribles estados, no me olvides...”
Quienes
acumularon méritos, virtudes, y fueron sinceros en la práctica del Darma, son
amenazados con deleites diversos y atraviesan variados embelesos. Los que
fueron dominados por la ilusión, sin asumir vicios o virtudes fuertes, no
acceden a vivencias felices ni a sufrimientos, quedan estupefactos e
indiferentes.
Brevemente,
creerás refugiarte bajo puentes o en catedrales, santuarios, templos o cabañas,
pero no hallarás reposo. Dado que tu mente carece de cuerpo, no podrás
afincarte. Sentirás frío, enojo, desazón. Y tu conciencia se volverá
errática, volátil, inestable. A esa altura recordarás que estás muerto y
preguntarás qué debes hacer. Tu corazón se sentirá frío y frágil. La cuestión
es que debes realizar una travesía y no es posible estacionarse en parte
alguna. Que nada de eso te preocupe, deja que tu, mente se apacigüe, aunque la
aflicción sea abrumadora.
Pensarás:
"¡Qué lindo sería tener un nuevo cuerpo!" Y tendrás visiones sobre el
modo de lograrlo. Hasta intentarás, nueve veces, el reingreso a tu cadáver, que
en la realidad del intermedio estará congelado si es invierno, o se habrá
descompuesto si es verano... ¡Renuncia a obtener un cuerpo! ¡Enfócate sin
distracción alguna en la experiencia de la inacción creativa!
Escucha: esos
padecimientos provienen de tus propios actos evolutivos o involutivos cuando
vivías,, no hay otro a quien echarle las culpas. Se trata de tu propia
evolución, así que alza tus ruegos devotos a las Tres Joyas. Ellas pueden
protegerte.- Si no lo haces, si no sabes cómo meditar en el Gran Sello, o no te
refieres a tu deidad arquetípica, entonces tu ángel nativo acumulará una
piedrita blanca por cada virtud que hayas acumulado y tu demonio nativo
acumulará una piedrita negra por cada vicio. Sentirás preocupación, ansiedad,
miedo. Temblarás, porque aunque lo ruegues, Yama, el Señor de la Muerte,
juzgará todas tus acciones pasadas, buenas o malas, y de nada servirán tus
mentiras... Pero si logras reconocer que no se trata de otra cosa que
alucinaciones tuyas, resultado de tus acciones en el pasado, advertirás que no
hay un Yama externo con una existencia sustancial, ni ángel, ni demonio, ni
ogros con cabeza de toro, ni nada que se le parezca. Reconócelo: ¡es el estado
de transición!
Si no logras
asumir nada de lo que se te explica, los recuerdos de tu cuerpo anterior se
irán diluyendo poco a poco, y tu posible configuración futura comenzará a
rondarte. Visualizarás cuerpos en los cuales puedas renacer, y serán
gradualmente infinitas las atracciones. El ámbito hacia el cual la evolución
impele tu renacimiento ganará claridad. ¿Cuáles son las seis luces de los seis
reinos de la existencia? La blanca de los dioses, la roja de los titanes, la
azul de los humanos, la verde de los animales, la amarilla de los entes
voraces, la gris de los entes infernales. En ese instante, tu cuerpo astral
adoptará el color de la especie de existencia que asumirás al renacer. Aquí
resulta fundamental el contenido de la instrucción.- contempla el color que sea
como el Señor de la Gran Compasión. Concéntrate en la clave: permite que la
imagen se disuelva, lentamente en la realidad vacía, luminosa. Así quedarás
libre de cualquier renacimiento.
Pero si no
logras bloquear el acceso a una matriz, deberás entonces elegir una matriz
apropiada. Deberás adoptar un nuevo cuerpo. Explorarás el territorio como si se
tratara de un nuevo continente. Aparecerán signos variados sobre el lugar y las
condiciones del nacimiento venidero. Oscilarás entre el regocijo y la
repugnancia. Pero jamás ingreses atropellado en la primera matriz que se te
presente. Recuerda que tienes dos opciones basadas en dos instrucciones. una,
transmitir tu alma a los territorios puros del Buda; otra, elegir el acceso a
una matriz para otro impuro ciclo vital. Si todos tus impulsos para convertirte
en un buda celestial transfigurado no dieron resultado, haz
uso de tu clarividencia para elegir el mejor lugar del
reino humano, allí donde el Darma se haya expandido. Ten mucho cuidado. No
pierdas de vista la luz azul del reino humano y la luz blanca del reino divino.
Y cuando elijas, recuerda que siempre estará presente la influencia de tus
anteriores cielos evolutivos o involutivos.
Escucha, noble criatura. Si no lograste
despojarte de la codicia y del odio, pero sabes cómo elegir el acceso a una
matriz, entonces, sin importar el contenido de tus visiones, pronuncia el
nombre de las Tres Joyas, ¡y pídeles refugio! Rézale al gran Señor de la
Compasión. Avanza con tu cabeza erguida. Reconoce que te encuentras en la
transición, en el estado intermedio. Abandona el amor posesivo que tenías hacia
los seres queridos que quedaron atrás, tu hijo, tu hija, tus amigos. No podrán
ayudarte ahora. ¡Avanza hacia la luz azul del reino humano y la luz blanca del
reino di- vino! ¡Avanza hacia la hermosa casa enjoyada y hacia el jardín del
placer!
V
Invocaciones y plegarias
Invocación
para obtener ayuda de los Budas y los Bodisatvas
(RECITADO DEL OFICIANTE)
OM
Oh Budas y
Bodisatvas de las diez direcciones, compasivos y conocedores de todo, dotados
del ojo divino, dotados de amor, refugio de todos los seres conscientes. Por el
poder de tal compasión condesciendan a venir a este lugar y acepten
estas ofrendas físicas y mentales.
Oh Compasivos
que poseen la inconcebible sabiduría del conocimiento absoluto, el amor
compasivo, el poder del accionar divino y del proteger más allá de toda
comprensión.
Oh Compasivos,
esta persona llamada (nombre del involucrado) va hacia el más allá. Deja este
mundo. Da el salto insondable. Carece de amigos, Sufre inmensamente: no tiene
refugio, ni protectores, ni fuerzas o aliados. Su percepción de esta vida
declina. Va rumbo hacia otra latitud. Penetra en la densa oscuridad., Cae en el
gran abismo. Se pierde solitario en una jungla. Lo impulsan las fuerzas
evolutivas: entra en un vasto baldío, lo arrastra un océano gigante. Soplan
sobre él los vientos de la evolución, va hacia donde los pies no encuentran
donde pisar, es capturado por un gigantesco conflicto. Lo atrapa un enorme
espíritu de aflicción y es aterrorizado por los mensajeros del Señor de la
Muerte. Está inerme a merced de la existencia evolutiva, privado de energía
propia. Le llegó el tiempo de partir, solitario, sin amigos.
Oh Compasivos,
protejan a (tal y tal) que se encuentra indefenso. ¡Ayúdenlo! Sean sus fuerzas
y su compañía. Sálvenlo de la inmensa tiniebla de la transición. Apártenlo del
enorme vendaval rojo de la evolución. Líbrenlo del gran terror del Señor de la
Muerte. Evítenle los largos y estrechos pasadizos de la transición.
Oh Compasivos,
que no sea débil la fuerza de la compasión: auxílienlo Que no caiga en los tres
estados miserables. Mantengan los antiguos votos: que el poder de la compasión
no se debilite.
Oh Budas y
Bodisatvas, envuelvan a (tal y tal) sin que se debilite el arte del poder
compasivo. Cuídenlo con la máxima compasión. Que no quede a merced de la
evolución negativa.
Que las Tres
Joyas lo protejan de los sufrimientos de la transición.
Plegaria de refugio ante los terrores de la
transición
Ahora que se
agotan los impulsos de mi vida
y mis seres queridos ya no pueden ayudarme,
debo deambular solitario por la zona transitoria:
que los Budas apacibles y furiosos apliquen la
fuerza de su compasión,
para disipar la densa niebla de oscura ignorancia.
Ahora que ando solo y errante, lejos de
quienes
amo,
y que todas mis visiones son imágenes
huecas,
que los Budas ejerzan la fuerza de su
compasión
para frenar los terrores pavorosos del
intermedio.
Cuando despunten
los cinco luceros
de la sabiduría
brillante,
ojalá pueda reconocerlos sin miedo como a mí
mismo.
Cuando surjan las formas apacibles y furiosas,
ojalá pueda discernir la transición, firme y sin
miedo.
Cuando sufra a causa de propensión negativa,
que las deidades apacibles y furiosas disipen
el padecimiento.
Cuando la realidad brame con un millar de truenos,
que todo se convierta en el mantra 1 de
la doctrina.
Cuando el ímpetu evolutivo me apremie
sin tregua,
que los Budas apacibles y furiosos disipen
mis padecimientos.
Cuando me desgarren las miserias de mis propias
tendencias,
que me envuelva la luz clara y concentrada de la
beatitud.
Cuando renazca por aparición en la existencia
intermedia,
que las profecías malignas de los demonios no se
impongan allí.
Cuando llegue donde sea por el poder del
pensamiento,
que no imperen los pavores de los efectos
negativos.
Cuando bestias feroces rujan con salvajismo
predador,
que me envuelvan los sonidos sagrados del
mantra de seis sílabas.
Cuando sea acosado por nieves, lluvias, vientos y
tinieblas,
que encuentre la visión divina de la sabiduría
resplandeciente.
Que todos los seres compatibles con la misma
transición,
eviten la rivalidad y renazcan en estados superiores.
Cuando esté hambriento y sediento por intensas
adicciones,
que no padezca hambre, sed, calor y frío reales.
Cuando contemple la cópula de mis padres en
la próxima vida,
que pueda verlos como padre-madre del Buda
compasivo.
Y al elegir conscientemente mi nacimiento, para
el bien de los demás,
que se me otorgue el mejor cuerpo adornado con
señales de gracia.
Tras obtener para mí el mejor cuerpo viviente,
que puedan liberarse gentilmente todos los que
me oigan y vean.
Si me es concedido no continuar mis tendencias
negativas,
que pueda seguir y desarrollar los méritos que
posea.
Dondequiera que nazca en la vida venidera,
que reencuentre a mi deidad arquetipo en esta
vida.
Capaz de hablar y comprender en el instante de
nacer,
que pueda recordar el compendio de mis vidas
pasadas.
Que en todas las facetas de mi aprendizaje, altas,
bajas y medianas,
que lo entienda todo en el momento de escuchar
y ver.
Que sea bendita la tierra donde me toque nacer,
y que todos los seres se colmen de felicidad.
Oh Victoriosos, apacibles y furiosos como lo son
sus cuerpos,
ojalá yo y todos los demás podamos igualar
sus superiores y auspiciosos signos de grandeza
y la pureza infinita de los mundos donde reinan.
Por la vasta compasión todopoderosa, apacible y
furiosa,
por el poder de la verdad de la realidad perfecta,
y las bendiciones de los adeptos realizados:
¡ojalá pueda realizar todo lo que incluye esta
plegaria!
Versos principales de las seis transiciones
Oh, ahora que amanece sobre mí la transición del
nacimiento,
desistiré de la pereza, para la cual no hay tiempo
en la vida del devoto,
entraré a la Realidad sin distraerme, atento,
reflexivo y meditando,
y asumiré como sendero las percepciones y la mente,
y realizaré los Tres Cuerpos de la iluminación.
Ahora que obtuve un cuerpo humano
no es el momento para vagar
por las distracciones.
Oh, ahora que amanece sobre mí la transición
del
soñar,
dejaré de ser como un cadáver sumido en sueños
ilusorios,
y con la mente despierta abordaré la experiencia
de la realidad.
Consciente del sueño, disfrutaré los cambios
como una luz clara.
No dormiré indolentemente como una bestia,
sino que refinaré la práctica de unificar el dormir
y la realización.
Oh, ahora que amanece sobre mí la transición de
la meditación,
abandonaré la hueste de errores que distraen,
me centraré en la experiencia de libertad
extrema, sin desbordes ni controles,
y lograré la estabilidad con estados de creación y
perfección.
Así, enfocado en la meditación, apartado de las
especulaciones,
no seré un juguete de las pasiones distorsionantes.
Oh, ahora que la transición que antecede a la
muerte amanece sobre mí,
desistiré de la atracción, la ansiedad y la
debilidad ante las cosas mundanas,
ojalá nada me distraiga en el ámbito de las
enseñanzas brillantes (iluminadoras,
y ojalá pueda proyectarme hacia el espacio
celestial de los No Nacidos:
y cuando llegue el momento de abandonar esta
sangre y esta carne
pueda saber que el cuerpo es impermanente e
ilusorio.
Oh, ahora que la transición hacia la realidad
amanece sobre mí,
abandonaré todo temor, miedo y terror
que causan los fenómenos,
y ojalá pueda reconocerlos como proyecciones de
mi mente,
ojalá las reconozca como apariciones del estado
intermedio,
pues dicen que cuando llega la hora de asumir el
punto crucial
no deben intimidarnos los Apacibles y Furiosos
que emanan de¡ pensamiento.
Oh, ahora que la transición del renacimiento
amanece sobre mí,
concentraré mi mente en un único anhelo,
ojalá consiga expandir los resultados de las
buenas acciones,
y ojalá se cierre el portal de la matriz y la
convulsión recordada:
llegó el instante que requiere coraje y amor puro,
y abandonar los celos para meditar sobre el
Maestro, madre y padre.
Distraída la-
mente, sin pensar, "la muerte se
aproxima,
esclavizarse en los asuntos insensatos de la vida
mundana,
para regresar completamente vacío: es un trágico
error.
Reconocer lo necesario es la santa enseñanza de
los dioses,
¿por qué no vives esta verdad divina a partir de
ahora?".
Estas son palabras de los grandes adeptos.
Si no retienes en tu mente el precepto de tu Mentor,
¿no te conviertes en alguien que se engaña a sí
mismo?
Invocación protectora en el angosto y peligroso túnel de la transición
Oh Congregación oceánica de Conquistadores
Benévolos, apacibles
y furiosos, los Conquistadores y sus Hijos en las
Diez Direcciones.
¡Honra a las huestes de Maestros, Arquetipos y
Ángeles!
¡Que su inmenso amor me guíe por el sendero!
Cuando
ilusionado vague por el mundo de los
fenómenos,
que los mentores del Linaje Inspirado me
conduzcan,
que sus huestes de Consortes angelicales me
respalden
por el sendero de firme luz del aprendizaje, la
reflexión y la meditación,
y me ayuden a salvarme en el temible túnel de la
transición,
y me guíen al perfecto estado de Budidad
(Iluminación).
Cuando recargado de violencia yerre por el
mundo de los fenómenos,
que el Señor de la Realización me oriente
a través del luminoso sendero del Espejo de la
Sabiduría,
y que la Reina de la Verdad venga detrás de mí,
y me ayuden a cruzar el peligroso camino de la
transición
y me guíen al perfecto estado de Budidad.
Cuando llevado por el intenso orgullo ande por el
mundo de los fenómenos,
que la Mente Indestructible del Embellecedor me
indique el rumbo
y que la Madre con el Ojo Iluminado sea mi retaguardia
a través del luminoso sendero de la Sabiduría de
la Equidad,
para salvarme del peligroso túnel de la transición
y me guíe al perfecto estado de
Budidad.
Cuando con inmenso apego vague por el mundo
de los fenómenos,
que el Señor de la Trasmutación me conduzca
a través del luminoso sendero de la Sabiduría
Equilibradora.
Que su consorte me apoye a lo largo del camino,
me libre de los peligrosos estrechos de la transición,
y me guíe al perfecto estado de Budidad.
Cuando con envidia enorme vague por el mundo
de los fenómenos,
que el bienaventurado de la Meditación me conduzca
por la clara luz de la sabiduría que todo lo realiza.
Que su consorte me apoye a lo largo del camino,
me libre de los peligrosos pasadizos de la transición,
y me guíe al perfecto estado de Budidad.
Cuando llevado por los cinco venenos vague por
el mundo de los fenómenos,
que los bienaventurados Victoriosos de los cinco
clanes me guíen por el camino,
en combinación con la clara luz de las cuatro
sabidurías.
Que las cinco Budas consortes me apoyen a lo
largo del sendero,
y me protejan de las luces impuras de
los seis reinos.
Que me libren de los peligros de los túneles del
intermedio
y que me conduzcan hacia las cinco tierras puras
supremas.
Cuando deambule por los cielos de la vida
llevado por fuertes instintos,
que los científicos supremos me guíen por el camino
de la clara luz de la sabiduría orgásmica.
Que su mejor ángel consorte me respalde todo el
y me libre de los peligrosos estrechos de la
transición,
y me conduzca a la perfecta Budidad.
Cuando vague por el ciclo de la vida llevado por
fuertes alucinaciones,
que una corte de Budas apacibles y furiosos me
guíe por el camino
de la luz que conquista las visiones terribles del
odio y del miedo.
Que la diosa angélica espacial me apoye a lo
largo del sendero,
me libre de los peligrosos pasajes del intermedio
y me conduzca a la perfecta Budidad.
Que los elementos del espacio no se alcen como
enemigos,
y que podamos contemplar el reino del Buda de
zafiro (paterno-materna¡).
Que los elementos del agua no se alcen como
enemigos,
y que podamos contemplar el reino del Buda de
diamante.
Que los elementos de la tierra no se alcen como
enemigos,
y que podamos contemplar el reino del Buda dorado.
Que los elementos del fuego no se alcen como
enemigos,
y podamos contemplar el reino del Buda de rubí.
Que los
elementos del aire no se alcen como
enemigos,
y podamos contemplar el reino del Buda de
esmeralda.
Que los elementos del arco iris no se alcen como
enemigos,
y podamos contemplar los reinos iluminadores de
los Budas.
Que todos los sonidos, luces y rayos de la
transición no sean enemigos
y podamos ver los reinos magníficos de las
fuerzas Apacibles o Furiosas.
¡Que reconozca todos los sonidos como mis
sonidos!
¡Que reconozca todas las luces como mis luces!
¡Que reconozca todos los rayos como mis rayos!
¡Que discierna como mía la realidad de la transición!
¡Y que en ella se realice el reino de los
Tres Cuerpos del Buda
(la Verdad Absoluta, la Beatitud y la
Transformación)!
VI
Padma Sambava se despide del Tibet
Yeshe Topyel narra que el Rey y todos los
discípulos se postraron primero, luego deambularon en derredor y por fin rogaron: “ !Por favor, permítanos
acompañarlo como asistentes!” El Maestro Padma, como respuesta, entonó esta
canción de aceptación.
Me refugio en el Triple Refugio
del Buda, la Enseñanza y la Comunidad.
Le suplico a las tres raíces
del maestro, la deidad tutelar y la deidad angelical.
Concedo la bendición de las tres perfecciones
de la iluminación, la compasión y la emanación.
¡Escuchen, rey tibetano y demás súbditos!
Les cantaré una canción que ilustra el significado
del Darma (la Enseñanza).
El buitre, que se desliza a través de los cielos,
desciende por comida dado el poder del deseo.
¿No se da cuenta cuando lo captura una
trampa?
La leona blanca, que reposa majestuosamente en
los glaciares,
deambula por los bosques dado el poder del
deseo.
¿No se da cuenta cuando la ventisca se desata?
El tigre, que vive en los bosques de sándalo hacia
el sur,
anda errante por las cañadas dado el poder del deseo.
¿No se da
cuenta cuando se desprende una
avalancha?
El gran pez, que nada a través de las aguas,
persigue la carnada dado el poder del deseo
¿No se da cuenta cuando lo atrapa una
red?
Vuestra mente, el buda primordial,
busca por todas partes dado el poder del deseo.
¿No se da cuenta que deambula por el mundo de
los fenómenos (Samsara)?
Ahora, que habéis obtenido el precioso cuerpo
humano,
sois arrastrados continuamente por las acciones
mundanas.
¿No os dais cuenta que vuestra vida se
disipa?
Escuchad una vez más, rey tibetano y demás súbditos.
Cuando os halléis en una ruidosa masa de mucha
gente,
¡asumid la instrucción de vuestro cuerpo como la
ermita!
Si queréis dejar atrás la mente distraída, venid y
seguidme.
Cuando vuestra atención deambule en lo externo
¡asumid la instrucción de tomar las percepciones
como el sendero!
Si queréis dejar de aferraros a las apariencias,
venid y seguidme.
Cuando todo tipo de pensamientos fluyan por dentro,
¡asumid la instrucción para hallar los tres kayas 1!
Si queréis abandonar el raciocinio conceptual,
venid y seguidme.
Cuando el letargo, la excitación, o la pereza
ocurran en vuestra meditación,
¡asumid la instrucción de la alquimia que las
trasmuta en oro!
Si queréis lograr la fortaleza de la meditación,
venid y seguidme.
Cuando os
halléis en la meditación o la
posmeditación,
¡asumid la instrucción de la lámpara que ilumina
la oscuridad!
Si queréis generar experiencia y samadhi 2,
Venid y seguidme.
Cuando os perturbe el estar aferrados a vuestros
cuerpos,
¡asumid la instrucción del desapegarse de vuestra
casa de huéspedes!
Si queréis abandonar vuestra tierra madre, venid
y seguidme.
Cuando os
volváis sostén del ritual de alguna otra
forma,
¡asumid la instrucción de tomar al emisario como
sendero!
Si queréis esforzaras por el sendero corto, venid y
seguidme.
Cuando
visualicéis vuestro cuerpo como el
sendero de la medianía,
¡asumid la instrucción del inmediato calor extático!
Si queréis cultivar la naturaleza del éxtasis y la
vacuidad, venid y seguidme.
Cuando seáis abrumados por el dormir en la
ignorancia,
¡asumid la instrucción de la luminosidad del sueño!
Si queréis tomar como sendero las emociones
perturbadoras, venid y seguidme.
Cuando recibáis
las cuatro potenciaciones
secretas del camino de la maduración,
¡asumid la instrucción de colmar el vaso hasta su
borde!
Si queréis que madure vuestra naturaleza, venid
y seguidme.
Cuando practiquéis la yoga del desarrollo,
¡asumid la instrucción de vuestro cuerpo como el
mandala 3¡
Si queréis cultivar el sendero de la percepción pura,
venid y
seguidme.
Cuando seáis calumniados por gente ordinaria,
¡asumid la instrucción del sonido que es como un
eco!
Si queréis no temer el criticismo de los demás,
venid y seguidme.
Cuando os encontréis con vuestro odioso enemigo,
¡asumid la instrucción de ser pacientes frente al
reproche!
Si queréis no temer el enfrentamiento con un
adversario hostil, venid y seguidme.
Cuando recibáis el afecto de vuestros familiares,
¡asumid la instrucción de cortar la raíz del ciclo
de fenómenos!
Si queréis estar libres del condicionamiento de los
parientes, venid y seguidme.
Cuando seáis reverenciados por discípulos y
benefactores,
¡asumid la instrucción de cortar naturalmente los
apegos!
Si queréis no tener ataduras con discípulos y
benefactores,
venid y seguidme.
Cuando sintáis la atracción de los placeres
sensoriales externos,
¡asumid la instrucción de la garza pescadora!
Si queréis no quedar atados a las acciones
mundanas, venid y seguidme.
Cuando vuestro cuerpo sea afligido por la
enfermedad de los cuatro elementos,
¡asumid la instrucción del sabor igual del cuerpo
ilusorio!
Si, queréis no temer los males físicos, venid y
seguidme.
Cuando en el
momento de morir cese vuestro
núcleo vital,
¡asumid la instrucción de la conciencia
insostenible!
Si queréis no temerle a la transición, venid y
seguidme.
Cuando no hayáis cortado las causas del renacer
en el mundo de los fenómenos,
¡asumid la instrucción que cierra las puertas a las
seis clases de seres!
Si queréis cruzar el abismo de los seis dominios,
venid y seguidme.
¿Habéis entendido esto, rey y demás súbditos?
Si no sentís una fe sincera,
no despuntará la sabiduría de la certidumbre.
Si la sabiduría de la certidumbre no despunta,
no realizaréis la instrucción del
maestro.
Si no realizáis la instrucción del maestro,
no percibiréis vuestra mente como el buda.
Practicad la instrucción del maestro
con fe, devoción, y reverencia.
Estoy más allá del nacimiento y de la muerte
y no estoy sujeto al alejarme o al permanecer.
Mi sabiduría y mi compasión son incesantes.
En la preciosa joya de mi mente
los conceptos de placer o dolor no
existen.
Si podéis visualizarme en la corona de vuestra cabeza,
me hallaré más allá del estar cerca o lejos.
El mandala búdico de mi cuerpo no posee
materialidad.
De este modo, generad devoción en vuestra mente.
Dado que ahora me ausentaré de modo milagroso,
no podréis seguirme con vuestros cuerpos
materiales.
Esforzaos contantemente en la formulación de
súplicas,
y siempre estaréis en mi presencia.
La princesa
Yeshe Togyel, consorte y discípula del Maestro, narró que tras decir esto
último, Padma Sambava se montó a un rayo de luz solar y en un instante se remontó
hacia el cielo. Desde la dirección sur, giró la cabeza para mirar atrás y envió
un destello de inconmensurable bondad amorosa que proyectó a sus discípulos a
un estado de no retorno. Acompañado por una asamblea parecida a una nube de ángeles femeninos (dakinis o
danzarinas celestiales que hacían ofrendas musicales, se dirigía hacia el
continente sur occidental de Chamara.
VII
Testamento de Padma Sambava al pueblo tibetano de las generaciones futuras
Reyes, ministros, y pueblo del Tibet, la frontera
primitiva.
Sois una raza de demonios de rostros rojos,
carentes de compasión y buena voluntad.
El padre de vuestra raza es un simio con escasa
modestia o vergüenza.
Y la raza de vuestra madre es un demonio de los
peñascos, beligerante y hostil al Darma.
Sois una estirpe de gentes bestiales, llena de
anhelos de riqueza.
A menos que practiquéis la virtud, caeréis a los
peldaños más bajos en la vida venidera.
No olvidéis que la vida es un destello y que de
pronto moriréis.
Lo que se junta debe partirse, de modo que cesad la
lucha y no causéis trastorno.
Lo que se acumula debe ser abandonado, de modo
que no procuréis riquezas sin moderación.
El apego es una atadura, por lo tanto no os
aferréis de manera desenfrenada.
Lo que nace debe morir, así que pensad en
vuestra próxima vida.
El más pecador va al infierno: ¿quién puede
tolerar eso?
Por la codicia renacéis como fantasmas famélicos
y sufriréis tanto hambre como sed.
Al rechazar el Darma os convertís en bestias:
tened eso en cuenta.
Esta vida es
apenas un préstamo, nadie sabe
cuándo la perderá.
Las apariencias
son ilusorias, comprended su
impermanencia.
El alimento y la riqueza son como gotas ale rocío:
desaparecen de manera incierta.
Recordad que los sirvientes son como viajeros que
halláis por el camino.
La enemistad es una decepción: entenderlo es
asumir el error.
Tengan en cuenta que los apegos familiares son el
pasaje a un mundo de ilusiones.
Entended que la descendencia consiste apenas en
acreedores evolutivos que reclaman una
deuda.
Vuestras vidas se deslizan mientras os declináis a
la charla ociosa:
¿habéis advertido la llegada de los soldados del
rey Yama (dios del infierno y juez de los
muertos)?
Escuchadme, pueblo tibetano, demonios de rostro
rojo,
procurad las tres joyas como escudo contra los
tres reinos inferiores.
Tomad al maestro (guru), a la deidad
tutelar
(Yidam) y a la deidad angelical (dakiní)
como vuestro apoyo tanto en ésta como
en las vidas futuras.
Como camino hacia la libertad, practicad el
vislumbre, la meditación y la
conducta.
Aceptad al Gran
Compasivo como la deidad
destinada al Tibet.
Olvidad las diez no virtudes y adoptad las diez
virtudes.
Si procedéis así tendréis felicidad en esta vida y
mayor felicidad en la próxima.
Yo,
Padmakara, voy a alejarme ahora:
ya
viváis en el presente o aparezcáis en el futuro,
que
todo el pueblo del Tibet preserve esto en sus
corazones.
NOTAS
SECCIÓN III
1. Los tres cuerpos o kayas de
Ruda (tríkaya): Dharmakaya - Cuerpo de¡ Darma o
"Cuerpo de la Realidad", que no posee forma, no cambia, es
trascendental e inconcebible. Sinónimo de "tal es", o vacuidad. Sambogayaka
- 'Cuerpo del Deleite" el cuerpo celestial del Buda. Personificación
de la perfección eterna en su sentido supremo, "Reside" en la Tierra
Pura y jamás se manifiesta en la órbita mundana, sino sólo en las esferas
celestes, acompañado por Bodisatvas iluminados. Nirmanakaya - Cuerpo
encamado del Buda: a fin de beneficiar a ciertos seres conscientes, el Buda se
encarna en un cuerpo visible apropiado, tal como el del Buda Sakyamuni.
2. Pasado, presente y futuro.
3. Darma - Enseñanzas de los Budas,
referidas a la realidad suprema. Antes de la manifestación de Sidarta Gautama
en la India el término significaba "ley", "doctrina" o
"religión'. A posteriori, constituyen la suma de sus prescripciones que
revelan la Verdad en Sí.
4. Seres bestiales o ignorantes, idólatras
orgullosos, espíritus voraces entregados a la codicia y la avaricia, semidioses
dominados por la envidia y los celos, seres humanos signados por el apego y la
lascivia, y seres infernales víctimas del odio y la ira. Las tres esferas: el
deseo, las formas sutiles y las cosas sin forma.
5. Buscadores de santidad, librados de adicciones
artificiales, con una percepción parcial de las estructuras sutiles de la
realidad suprema.
6. Aquí Padma Sambava impugna la práctica
individualista y dualista (en base al objeto y el sujeto), a los ritualistas
tántricos ambiguos en lo referido a su fusión con las deidades que invocan, a
los budistas universalistas adscriptos a una apreciación relativa de 1a
realidad suprema, y a los yogis que eluden la simbiosis de su mente con la
perfección del entorno puro expresado en los mandalas (representación gráfica
del universo como reino espiritual de los Budas y su séquito).
7. Se refiere a las once modalidades con que
diferentes escuelas de pensamiento definen a la mente en la India. La meta
consiste en deshacer las divisiones temporales para sumergirse en la conciencia
intemporal. Ajena al dualismo entre complejidad y simplicidad. Ello puede
implicar simultáneamente los tres portales budistas: el cuerpo, el habla
y la mente.
8. Ante el desdoblamiento temporal entre
pasado, presente y futuro, cabe librarse de tal adherencia al paso del tiempo
para poder ingresar a una conciencia intemporal.
9. En la práctica, se trata de cuatro pares de
extremos conflictivos: nacimiento y muerte, permanencia e impermanencia,
identificación y diferenciación, ir y venir.
10.
Referencia a las seis direcciones de la reencarnación: Naraka (infierno),
Presta (espíritu famélico), Tiryagyoni (animal), Asura (entidades naturales
malévolas), Manusya (existencia humana), y Deva (existencia celestial).
11.
La tradición Nyingma (antigua escuela de¡ Tantra secreto) clasifica el Darma de
Buda en nueve vehículos sucesivos, colectivamente contenidos en el vehículo de
la Causa y el vehículo del Efecto. El primero tiene tres divisiones: el
vehículo Hinayana de los Sravakas, el vehículo Hinayana de los Pratyekabudas y
el vehículo Mahayana de los Bodisatvas. En el vehículo de los Efectos hay dos
divisiones: los tres vehículos del Tantra externo y los tres grandes métodos
del Tantra interno. Cada uno abarca múltiples definiciones y explicaciones
sobre su visión, la meditación, la acción y sus resultados. En las antiguas
traducciones de los Tantras Nyingma hay tres linajes: el Oral Distante
(enseñanzas orales directas de Buda), los Tesoros Cercanos (enseñanzas
descubiertas en textos-tesoro escritos y escondidos en lugares sagrados por el
maestro Padma Sambava, su discípula Yeshe Togyel y otros, para beneficio de
generaciones futuras), y el de las Visiones Puras Profundas enseñanzas
recibidas de varios santos durante visiones en la meditación o la
posmeditación).
12.
Los venenos son impulsos negativos fundamentales referidos al deseo y la
pasión, el rencor, la antipatía y la ignorancia. Sus motivaciones inducen la
acumulación de malas conductas en la acción, la palabra y el pensamiento que, a
su vez, encadenan a los seres en la prisión de la rueda de la existencia y en
malos estados de renacimiento.
13. Colección de textos que establecen una red de
correspondencias simbólicas entre los universos externo e interno, inclusive
entre las deidades y los seres comunes (o no liberados). Los Tantras enseñan
una vía rápida hacia la liberación.
SECCIÓN IV
1.
El
mantra es una expresión en sánscrito que el
devoto o el meditador repite mentalmente, para proteger a la mente de
pensamientos o sentimientos intrusos con potencial perturbador.
SECCIÓN
V
1. Tres kayas (Trikaya): Como suelo
firme, son la esencia, la naturaleza y la expresión; como sendero, son el
éxtasis, la claridad y el no pensamiento; y como goce, son los tres kayas de la
Budidad. El darmakaya, que está libre de las construcciones
elaboradas y dotado con 21 series de cualidades iluminadas; el sambogakaya,
que es la naturaleza de la luz y está dotado con marcas perfectas
mayores y menores, que sólo perciben los bodisatvas; y el nirmanakaya,
que se manifiesta con formas perceptibles tanto a los seres puros
como a los impuros.
2. Samadi: Concentración meditativa que
supera la diferenciación entre sujeto y objeto, uno de los siete factores de la
iluminación. Tres corresponden al despertar de la mente (investigación de la
verdad, energía y arrobamiento); tres al apaciguamiento de la mente (serenidad,
concentración v ecuanimidad), y uno de equilibrio (atención) entre aquellos dos
grupos.
3. Mandala: Etimológicamente "centro
y entorno". Representación simbólica gráfica del reino de la existencia de
una deidad tántrica.
Simbología de la bandera del Tibet
El
despliegue de colores y de componentes de la bandera nacional tibetana abarca
todos los aspectos geográficos y religiosos del país: tanto el paisaje como las
tradiciones, las costumbres y la organización política.
En su centro se alza un imponente pico nevado,
representativo de la nación tibetana, conocida como Tierra Rodeada por Montañas
Nevadas.
Un cielo de azul oscuro (síntesis de los
mandatos seculares y espirituales) es cruzado por seis fajas rojas que se
expanden y representan a los ancestros del pueblo tibetano, seis tribus
llamadas Se, Mu, Dong, Tong, Dru y Ra. La compenetración de las fajas azules
celestiales y las fajas rojas representan la promulgación constante de las
proezas virtuosas cumplidas históricamente para proteger las enseñanzas espirituales
y la existencia secular a partir de las deidades específicas del budismo
tibetano.
Al tope de la montaña nevada, refulge el sol con sus
rayos expandiéndose en todas direcciones, lo cual representa el disfrute
simultáneo de la libertad, la felicidad material y espiritual, y la prosperidad
de todos los hijos de esa tierra.
Un par de indómitos leones de las nieves
simbolizan la victoria absoluta del destino tibetano, donde lo físico y lo
metafísico no tienen fisuras.
La llameante joya tricolor que refulge en lo
alto, simboliza la reverencia por las tres gemas preciosas donde se refugia la
fe tibetana: el Buda, la Enseñanza (Darma) y la Comunidad (Sanga).
La joya bicolor que aparece entre ambos leones
simboliza la observancia de los principios morales en base a las tradiciones
del Tibet, representadas fundamentalmente por las diez divinas acciones
virtuosas y las dieciséis reglas morales humanas. El símbolo yin-yang
representa al Darma.
El marco amarillo de sólo tres lados representa el constante florecer
de las enseñanzas del Buda en todas las direcciones y todos los tiempos (el
color oro puro se refiere a la pureza del credo), y el lado abierto indica la
apertura tibetana a enseñanzas que no sean explícitamente budistas.